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HorizonteRamón Pérez-Maura

Está muerto, pero no se ha enterado

Ahora García Egea tiene que llamar a filas a todo el aparato del partido, que ha ido colocando a lo largo de los tres últimos años, y exigirles que demuestren su lealtad

Actualizada 04:35

Pablo Casado dio ayer nuevas muestras de su defunción política. Desde Génova, 13 se anunció el domingo que se había convocado para el lunes al Comité de Dirección. Eso es lo más parecido a lo que ahora llaman fake news. Porque eso no era una noticia. El Comité de Dirección se reúne todas las semanas. Y está integrado por el núcleo más duro de leales a Pablo Casado. Encabezados por el secretario general, Teodoro García Egea, lo forman el portavoz nacional y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que se dio de baja con argumentos que evidencian sus desavenencias con Casado; los vicesecretarios del partido, Ana Beltrán, Pablo Montesinos, Ana Pastor, Antonio González Terol, Jaime de Olano y Elvira Rodríguez; y los portavoces parlamentarios Cuca Gamarra, en el Congreso de los Diputados, Javier Maroto, en el Senado y Dolors Montserrat, en el Parlamento Europeo. Además, las presidentas del Comité Electoral, Belén Hoyo, y del Comité de Derechos y Garantías, Andrea Levy. Las únicas de todos ellos que han tenido una vida política relevante al margen de Pablo Casado han sido Ana Pastor y Elvira Rodríguez.

La noticia surgiría posteriormente cuando se supo que en ese núcleo duro hay cierta contestación a su decisión de no dimitir y pretender mantenerse hasta el Congreso de julio. Es decir, que haciendo caso a Pedro J. Ramírez, había decidido ignorar las manifestaciones del domingo, a las que el periodista calificó de bolivarianas. Por cierto, yo me paseé por la manifestación bastante tiempo y les aseguro que a Venezuela le iría infinitamente mejor si sus turbas bolivarianas tuvieran algo, una mijita, no más, de lo que era la gente que el domingo se manifestó en la calle Génova de Madrid.

Esa contestación en el Comité de Dirección fue la que hizo que la reunión se prolongara mucho más de lo normal. Finalmente, a las 20:00 sabíamos que Casado se negaba a dimitir y convocaba a la junta directiva nacional del partido para el próximo lunes. Es una forma de ganar tiempo. Ahora García Egea tiene que llamar a filas a todo el aparato del partido, que ha ido colocando a lo largo de los tres últimos años, y exigirles que demuestren su lealtad. Para convocar un congreso extraordinario hace falta el respaldo de los dos tercios de la junta directiva. Es mucho, pero quién sabe. Si a Casado le costó tanto conseguir una decisión unánime de su Comité de Dirección este lunes, es posible que tampoco tenga el apoyo que busca en la junta directiva nacional.

Mientras Casado estaba con los suyos, Núñez Feijóo se reiteraba en lo que ya le había dicho la víspera por teléfono: que se tenía que ir y que él está dispuesto a encabezar la oposición en Madrid.

La clave en esta hora es que Casado y García Egea entiendan de verdad que están muertos. Si intentan resistirse al cambio, como lo hizo Antonio Hernández Mancha en 1989 contra la vuelta de Manuel Fraga, el daño al partido puede ser todavía superior al muchísimo que ya le han hecho. Fraga volvió en febrero de ese año de la mano de Federico Trillo-Figueroa en un Congreso de Alianza Popular en el que no tuvo casi oposición. Pero ahora las cosas pueden ser muy diferentes si Casado y García Egea se resisten a abandonar sus cargos.

Con los actuales estatutos del PP, la capacidad que tiene el aparato del partido de ganar congresos es inmensa. Recordemos cómo llegó al poder del PP Pablo Casado. Hubo primero unas elecciones donde todos los afiliados tenían derecho de voto. Ganó Soraya Sáenz de Santamaría. Pablo Casado fue segundo y el resto de los candidatos fueron eliminados de cara a la segunda vuelta. La victoria a Casado se la dio la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que controlaba el aparato del partido en casi toda España. Ese aparato es el que te dice en cada provincia a qué compromisarios hay que votar. Y eso es un riesgo para cualquier candidato.

Por eso apuntábamos aquí el pasado domingo la importancia de llevar el partido a un Congreso dirigido por una comisión gestora, quizá encabezada por Ana Pastor. Porque si García Egea sigue en el puente de mando, Pablo Casado puede reencarnar a El Cid y ganar una batalla después de muerto.

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