El insuperable
Tip le regaló a Don Juan en una ocasión una lata de atún: «Pensaba traerle un par de ellas, pero el atún en lata se ha puesto por las nubes, Señor. Y Luis del Olmo no nos paga para semejantes dispendios»
Recepción en el Ayuntamiento de Madrid, en la Plaza de la Villa. Acudían los Reyes. El año, 1977. Los Reyes fueron recibidos por el Alcalde, Juan de Arespacochaga. Los invitados formaban un gran corro y los Reyes fueron saludándolos uno a uno. Le llegó el turno a Luis Sánchez Polack, Tip. El Rey le tendió la mano derecha, y Tip respondió al saludo, sin soltar la mano de Don Juan Carlos. Le miró al Rey fijamente, y después de unos embarazosos segundos, un Tip muy expresivo le dijo al Rey: «No me diga quién es usted. Tengo su nombre en la punta de la lengua. Porque… ¡yo a usted le conozco de la tele!»
En el Club Financiero Génova organicé una cena de los componentes del programa El Debate del Estado de la Nación a petición de Don Juan. Tip le llevó un regalo, perfectamente envuelto, que todos intuimos por su forma rectangular una pluma en su estuche. Don Juan lo abrió. Se trataba de una lata de atún en aceite de oliva de la marca Isabel.
Después de la carcajada, Don Juan se lo agradeció: «Es el mejor regalo que me han hecho jamás». Y Tip se refirió al precio. «Pensaba traerle un par de ellas, pero el atún en lata se ha puesto por las nubes, Señor. Y Luis del Olmo no nos paga para semejantes dispendios». Después de la cena, Don Juan retó a Tip a una partida a los chinos. Tip se autoproclamó campeón del mundo de chinos, y se hizo tarjetas con su título impreso. Jugaron a tres puntos. El primero, lo ganó Don Juan. Y el segundo. Pero Tip remontó y terminó venciendo por tres a dos. Entonces le surgió la genialidad. Humildemente se postró ante Don Juan, y simulando un tono conmovido, le dijo lo que sigue: «Señor, no se recate. Proceda a ser sincero consigo mismo y haga lo que en verdad, le apetece. ¡Béseme!».
Entre los personajes que yo interpretaba en aquel inolvidable programa del Debate –qué casualidad, escribir del Debate en El Debate–, a Tip le emocionaba especialmente Marifé de Camas, que cantaba un cuplé todas las semanas. Tip y yo nos sentábamos uno al lado del otro, y mientras Marifé de Camas cantaba, Tip me tocaba y pellizcaba los muslos.
Un 14 de febrero, Día de los Enamorados, Tip le dedicó un poema de amor a mi Marifé.
Más que a mi padre y mi madre,
Y si no fuera pecado
Más que a Felipe González.
Te quiero, mi dulce bien,
A ti, Marifé de Camas,
Porque tienes unos muslos
Siempre llenitos de escamas.
Y cuando los acaricio
Con estas manos de viejo,
Parece que estoy tocando
Las nalgas de un abadejo.
Son tus dientes de blancura
Y de sonrisa castiza,
Y al besar tu dentadura
Se te cae, porque es postiza.
A tu cintura comparo
Con un tallo de clavel,
Y ya, exagerando un poco
Con Montserrat Caballé.
Tus ojos….
Cuando miran con pasión,
Miran con benevolencia,
Y uno mira hacia Gijón
Y el otro para Valencia.
Marifé, ¿qué más decir
De tu gracia y tu salero?
Si cuando fui a hacerte mía…
Tropecé con tu braguero.
Qué nalgas, Marifé, tienes
Sarpullidas de picores.
Son como el papel secante
O el papel «El Elefante»
Que usaban nuestros mayores.
Y cuando beso tus manos
Dulces cual melocotón,
Parece que estoy besando
A un minero de León.
Cómo me gustan tus pechos,
Cómo me gusta tu espalda,
Cómo me gusta meterte
La mano bajo la falda.
Y llega esta moraleja:
Eres casta y eres pía,
Y por eso, tus orejas
Recuerdan a Alfonso Ussía.
Hicimos un programa en Barcelona. Viajábamos juntos Tip, Antonio Mingote, Antonio Ozores y el arriba firmante. Al pasar Tip bajo el arco detector de metales de Barajas, el aparato empezó a pitar. El guardia civil, muy amablemente, le indicó que pusiera en una bandeja los objetos causantes de tanto pito. Era un guardia civil de paisaje antiguo. Fuerte, y con un bigotón negro que causaba mucho respeto. Tip acató la orden con estas palabras: «Lo que usted ordene, buena mujer».
Menos mal que el guardia civil reconoció a Tip y le dio un ataque de risa. El insuperable.