A Bildu le interesa que no caiga este Gobierno
Lo cierto es que Bildu ya puede conocer los secretos oficiales de la Nación que pretende destruir. Comprendo a la ETA, pero no comprendo a Sánchez
El Gobierno ha conseguido aprobar en el Parlamento, gracias al apoyo de Bildu, un conjunto de medidas para intentar superar la crisis económica. «A Bildu le interesa que no caiga este Gobierno». No lo digo yo. Lo dice un dirigente de la organización. ¿Por qué? ¿Para qué?
La inflación asciende y los salarios se estancan, y a Bildu le interesa que no caiga el Gobierno. Desciende el crecimiento, y a Bildu le interesa que no caiga el Gobierno. Se produce el escándalo por los casos de espionaje, y a Bildu le interesa que no caiga el Gobierno. El Parlamento se degrada y la división de poderes agoniza, pero esto a Bildu sólo puede producirle alegría. Gobierna una coalición entre un socialismo extravagante y un comunismo bolivariano y esto no puede sino satisfacer a los etarras. Mientras tanto, para la inmensa mayoría de la izquierda española, el gran problema nacional consiste en que Vox existe y tiene unos consejeros en el Gobierno regional de Castilla y León. Absolutamente intolerable.
Bildu es el partido que tiene un proyecto político más claro y la coherencia y decisión para llevarlo a cabo. Ningún otro partido le puede hacer en esto competencia. Su proyecto, propio de la izquierda revolucionaria, consiste en la destrucción de la Nación española y la extinción de los principios y valores que han forjado la realidad de España y de Europa. Bildu destruye, pero no engaña. No es que proceda de la ETA. Es que es la ETA. Bildu es la continuación de los fines etarras con otros medios. Desde hace unos años ha podido prescindir del crimen. Es natural que, aunque en algún caso hayan lamentado los asesinatos cometidos, nunca los hayan condenado. No se puede condenar lo que constituye la propia naturaleza, el sentido de su existencia. La ETA ha permanecido fiel a su proyecto totalitario desde su fundación. Como en los demás partidos totalitarios, los críticos y revisionistas, sufrieron las consecuencias.
Si esto es así, ¿cómo es posible que un Gobierno que pretende ser democrático y constitucional, pueda apoyarse en los votos de un partido semejante, mientras se agita entre aspavientos y lamentaciones ante la existencia de la «extrema derecha»? No cabe afirmar que compartan el proyecto. ¿O, en parte, sí? Tal vez, coincidan en la voluntad de transformar la sociedad española y los valores en los que se ha sustentado. Lo extraño es que Sánchez tenía y tiene alternativas. Podría tener otros apoyos y no depender de un partido separatista de izquierda revolucionaria. No se trataría entonces sólo de un intento desesperado de conservar el poder, sino de una opción libre. ¿Por qué?
El Gobierno pretende que ha conseguido el apoyo de Bildu a sus medidas económicas sin ninguna contrapartida, algo sin precedentes, pero el hecho es que el partido etarra tiene ya representantes en la Comisión de secretos oficiales y, además a Bildu le interesa que no caiga este Gobierno. El razonamiento parece claro. Si su proyecto es la destrucción de España y de la democracia, y le interesa que Sánchez siga gobernando, entonces el Gobierno de Sánchez favorece la destrucción de España y de la democracia. Lo cierto es que Bildu ya puede conocer los secretos oficiales de la Nación que pretende destruir. Comprendo a la ETA, pero no comprendo a Sánchez. Y si lo comprendo, es peor que si no lo comprendo. A ETA le gusta este Gobierno. A los enemigos de España les interesa que no caiga este Gobierno. ¿Qué hace, mientras tanto, la izquierda democrática y constitucional? Triste España enferma.