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HorizonteRamón Pérez-Maura

Se trata de echar a este Gobierno

A ver si entendemos que quien critique al PP por intentar robar votos al PSOE está alentando la continuidad de Sánchez y la ruina de España. De verdad que no creo que sea tan difícil de comprender

Actualizada 01:30

Hace sólo siete años, cuando en las elecciones de 2015 Podemos obtuvo 42 escaños y Ciudadanos, 40, ya aparecieron los finos analistas que nos explicaron que la alternancia bipartidista del poder se había acabado y que ahora entrábamos en un nuevo escenario en el que dos fuerzas emergentes, las antes mencionadas, lo iban a cambiar todo. Cuando llegaron las elecciones generales de junio de 2016 y Podemos se aupó hasta los 71 escaños, a sólo 14 del PSOE, aquello ya era una verdad indiscutible –aunque Ciudadanos hubiera perdido en esa cita ocho escaños y hubiera caído hasta los 32–. Pero en las elecciones de abril de 2019, hace poco más de tres años, esto se convirtió en una verdad irrebatible: Ciudadanos quedó a sólo nueve escaños del PP y Vox entró en el Parlamento con 24 escaños. Y a la izquierda, Podemos tuvo un retroceso que se debió al auge del PSOE. No hará falta recordar que en las de noviembre de 2019, las últimas elecciones generales que hemos tenido, el PSOE perdió tres escaños y Podemos, 26, mientras que el PP ganó 23, y Vox, 28, en tanto que Ciudadanos se suicidaba tras perder 47 de los 57 escaños que tenía.

Perdonen esta farragosa exposición. Pero creo que es necesaria para explicar cómo los profetas que anunciaron el fin del bipartidismo se equivocaron diametralmente. Ciudadanos apenas sobrevive con asistencia hospitalaria en la UVI, Podemos no sabe ni quién es su verdadero jefe y Vox ha tenido resultados decepcionantes en dos de sus tres últimas citas electorales.

Yo entiendo las críticas que desde Vox se han lanzado contra el PP y comparto algunas de ellas. Por ejemplo, nunca entendí que el Gobierno de Rajoy no derogase a la primera la llamada Ley de Memoria Histórica. Algo que con su mayoría absoluta hubiera sido un trámite relativamente sencillo y hubiese demostrado que no siempre que la izquierda impone una medida la derecha se rinde y no la vuelve a disputar. Por eso, en las últimas horas me ha generado una gran alegría el que Alberto Núñez Feijóo haya salido a denunciar el intento del PSOE en bloque, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero incluidos, de «cocinar» el indulto para José Antonio Griñán, condenado a cárcel por el mayor fraude de la historia de España. Por más que desde los simpatizantes de Vox intenten decir que el PP y el PSOE son iguales, habrá gentes parecidas, demasiado parecidas en ambos partidos. Pero están lejos de ser la misma cosa.

Permítanme decir que en esta hora la prioridad es conseguir desalojar del poder, democráticamente, al actual Gobierno socialcomunista. La realidad incontestable que nos han demostrado las elecciones de las comunidades de Madrid y Andalucía es que Vox es un partido fuerte, que para nada está en declive como Podemos o Ciudadanos. Los impresionantes resultados del PP en ambas comunidades no restaron un solo voto en la cuenta final de Vox. Antes al contrario. Pero muy lejos de lo que sus votantes y cuadros esperaban. Por lo tanto, parece que hay una conclusión muy evidente: Vox y el PP tienen que remar en la misma dirección. Este PSOE desnortado, que pacta con Bildu y quiere amnistiar a sus delincuentes particulares –entre otras muchas cosas– es un partido con el que es casi imposible pactar nada. Una vez más, como hizo Zapatero, va a dejar un país arruinado. Y no va a permitir ningún adelanto electoral porque sus integrantes no tienen dónde ganarse la vida fuera de sus actuales prebendas. Lo imprescindible es entender que Vox tiene la capacidad de captar un voto a la derecha del electorado, pero que para echar a esta coalición del poder el PP tiene que ganar votos en el centro como hizo en Madrid comiéndose a Ciudadanos y en Andalucía llevándose todo el voto de Ciudadanos y parte del PSOE.

A ver si entendemos que quien critique al PP por intentar robar votos al PSOE está alentando la continuidad de Sánchez y la ruina de España. De verdad que no creo que sea tan difícil de comprender.

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