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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Meloni

Con la victoria de la Meloni en Italia, después de Suecia, de Polonia y de Hungría, muchas naciones van a unirse contra la descomposición del europeísmo. Porque a Europa se la están cargando los funcionarios, no los europeos

Actualizada 01:30

Una mujer rubia, sonriente, valiente y sin complejos ha aterrizado de golpe en el temor de los políticos y periodistas añorantes del trasanteayer. Porque el llamado «progresismo», lo «progresista», no es otra cosa que un viaje siniestro y trágico hacia nuestro peor pasado. Ella se llama Giorgia Meloni, Georgina Melones en español. La expresión de la banda de pesebristas anunciando en las cadenas de televisión la victoria apabullante de la derecha en Italia, no la ultraderecha, no el fascismo, sino simplemente la derecha libre de complejos, ha sido más que complaciente, divertida. Ese rostro crispado de la Pastor, ese tono de voz de la Barcelò, esos titulares de los periódicos receptores de subvenciones, nos indican que lo bueno ha vencido a lo malo en Italia. A Von der Leyen le han recetado Fortasec con el fin de detener su colerilla, que es la voz más asumible por el buen gusto entre los sinónimos de colitis o diarrea. Meloni. El poeta asturiano Luis Fernández Valdés, 'Ludi', escribió un descacharrante melodrama en versos con el «meloni» entre sus protagonistas. Lo de siempre, la niña, el amante, el padre furioso y la tragedia. El Castelo Sangrienti. La hija del dueño del castillo, el barón de Chente Mata, es bastante fresca. Y mayor de edad, para información de Irene Montero. También mayor de edad su amante que llega por el río al castillo...

A bordo d´una barqueta
Llega un mancebi elegante,
Vestidato de etiqueta,
Con gorra de sportman, guanti,
E gabani con faldeta.

Y ella, que está «lichera de rope é a la fenestra asomate» , le arroja a su amante una «escalinata fabricata con cordelli» para que el apuesto seductor ascienda trepando hasta sus habitaciones. Sin reparar que...

Le patre, qu´era un Nerone
Observó l´operachone
Desde un huerti exuberanti
Donde tene plantachone
De pementoni picanti.
Aparte del pementoni,
Cultivaba: Le meloni,
Le fabi, la remolachi,
La chufi, le macarroni
E le turrón de Guirlachi.

Y la cosa termina fatal, como fatal ha caído el triunfo de la Meloni a los periodistas apesebrados. El padre dispara contra el amante de su hija, y lo mata. Posteriormente contra su hija, y la hija muere. Y finalmente...

Abre luego le balcone
Y se tiri en direchone
Vertical, sobre un peñasqui,
Quedando allí le barone
Como un centolli sin casqui.

Esta terrible tragedia es contratiempo liviano comparado – para una gran parte del periodismo y la política española– con el triunfo de Giorgia Meloni en las elecciones italianas. Los italianos se han pasado las amenazas de la agendista Von der Leyen por las enaguas silvestres, y han mostrado su descontento con la afable dictadura que impera en la Unión Europea. Lo escribió el gran escritor carlista y falangista Rafael García Serrano, navarro, olvidado por sus ideales a pesar de su indiscutible garbo literario. «Europa es una puta».

Con la victoria de la Meloni en Italia, después de Suecia, de Polonia y de Hungría, muchas naciones van a unirse contra la descomposición del europeísmo. Porque a Europa se la están cargando los funcionarios, no los europeos. Y se aguardan nuevos horizontes. Esos horizontes que aterrorizan a los demagogos, los abiertos a la invasión de nuestras costumbres y normas por ejércitos de inmigrantes, y a los que, ingenuamente, creen que la Agenda 2030 es la panacea. Bravo por Giorgia Meloni.

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