Pedro, el otro Pedro y Cristina
En España, como en Argentina, como en otros países con querencias populistas, la exhibición de poder autoritario, sectario, inmoral y chulesco de líderes como Pedro y Cristina es premiado por algunos votantes, y eso es inquietante para la democracia
Pedro Castillo ha intentado un golpe de Estado en Perú, afortunadamente frustrado por las instituciones de ese país, lo que no ha impedido las simpatías de algún miembro de Unidas Podemos, gran valedor del golpista. Cristina Kirchner ha sido condenada por malversación de 1000 millones de dólares, lo que le ha valido la solidaridad de varios ministros del Gobierno de España, incluida la próxima visita de la vicepresidenta Yolanda Díaz a un acto de apoyo a la condenada por corrupción. Y mientras todo eso ocurre en América, el Pedro de aquí ha pactado con los golpistas de Cataluña la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación, además del asalto al Tribunal Constitucional.
Corrupción y ataques a las reglas democráticas que vinculan a una democracia europea y a dos americanas, y no solo porque se producen al mismo tiempo, sino también por las simpatías y apoyos mutuos que conectan a los protagonistas de los tres Gobiernos. Lo que pone en cuestión la distancia en madurez y solidez democrática entre unas democracias y otras que se ha dado por supuesta durante tanto tiempo. Si esa distancia existía, lo cierto es que la extensión del populismo también en Europa está igualando a unas y a otras.
Cristina Kirchner, vicepresidenta de Argentina, condenada a 6 años de prisión y a inhabilitación perpetua por malversación durante sus dos mandatos como presidenta, ha sido uno de los referentes latinoamericanos no solo de Unidas Podemos, sino también del PSOE. Y lo sigue siendo tras la condena por corrupción, porque no solo Yolanda Díaz, sino también Baltasar Garzón y Rodríguez Zapatero están anunciados en el acto de apoyo a Cristina, ahora retrasado por el coronavirus de la condenada. Lo escandaloso no es solo que PSOE y Podemos mantengan el apoyo a Cristina tras su condena, también lo es la estrecha vinculación mantenida hasta ahora, cuando hace años que son públicos y conocidos los datos sobre el increíble enriquecimiento de los Kirchner.
Lo que ocurre aquí es inconcebible para ustedes, me decían mis amigos de Argentina y Perú estos últimos años. ¿Lo sigue siendo? No está claro, tras la deriva autoritaria del Pedro español. Y lo mismo cabe decir de la cultura democrática de unos países y de otros. Porque si es asombroso y lamentable el apoyo que ha mantenido Cristina entre sus votantes, todavía el mes pasado era la líder peronista más apoyada, igualmente lo es el apoyo que sigue manteniendo el Pedro de aquí entre los suyos, a pesar de sus impresentables pactos, de sus ataques a los fundamentos del Estado de derecho, de su apoyo a los condenados por corrupción, comenzando por Griñán. Le falta acudir a Buenos Aires a apoyar a Cristina, pero ya lo van a hacer su vicepresidenta y su antecesor Zapatero en su nombre.
En España, como en Argentina, como en otros países con querencias populistas, la exhibición de poder autoritario, sectario, inmoral y chulesco de líderes como Pedro y Cristina es premiado por algunos votantes, y eso es inquietante para la democracia. Algo está fallando en la cultura democrática.