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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Si Sánchez dijese la verdad…

El «Informe de Rendición de Cuentas» es una patochada propagandística de estilo putiniano pensada para que Mi Persona se conceda matrícula de honor

Actualizada 12:30

Mi Persona se ha inventado una patochada propagandística orwelliana, que llama «Informe de Rendición de Cuentas» y que recuerda las ruedas de prensa anuales de Putin. La mecánica es sencilla: Sánchez sale a la palestra encantado de haberse conocido, se concede a sí mismo matrícula de honor y anuncia un carro de subvenciones para comprar votos a costa del erario público.

Fabulemos. Imaginemos que en la mañana de la gran Rendición de Cuentas, un camarero de la Moncloa de secreto espíritu liberal logra derramar unas gotas de suero de la verdad en el café matutino del gran timonel progresista. Sánchez sufre una brutal transformación metabólica y se vuelve sincero. La Rendición de Cuentas quedaría entonces así:

Amigos y amigas. Aunque en ese cartel que he colgado a mi espalda pone «Cumpliendo», la verdad es que solo he cumplido con Junqueras y Chapote.

En economía, aunque me paso el día alardeando de la menor inflación de Europa, lo cierto es que la cesta de la compra ha subido un 15%. La tasa del paro del 12,5% es la peor de la UE y dobla la media. También somos líderes en desempleo juvenil, el 32,2%, es decir, estoy dejando sin futuro a toda una generación de españoles. Los fondos europeos se encuentran infrautilizados, por pura incompetencia administrativa de mi Gobierno para todas y todos. Por último, somos junto a los checos los únicos de la UE que no hemos recuperado todavía el PIB previo a la covid. Ole.

En política, este año he vuelto a vender a mi país en el mostrador de Junqueras y Otegui. Me he hecho coleguita de Bildu, facilitando para ello la salida en masa a la calle de asesinos etarras. Ha recibido beneficios hasta Chapote, el pistolero psicópata que mató a Miguel Ángel Blanco. A Junqueras le he dado en este 2022 el regalazo de cargarme el delito de sedición, para que pueda perpetrar a gusto su próximo golpe de Estado, y he rebajado la malversación, para que pueda presentarse a las próximas elecciones. ¿Por qué lo hago? Pues porque si este tío se me pone tonto, Bego y yo nos vemos desalojando la Moncloa, que es lo único que nos mola e importa. Los catalanes ya anuncian que el año que viene me van a exigir el referéndum, y aunque les diga aquí a ustedes que jamás de los jamases, al final será que sí. Igual que les mentí con Bildu, con la coalición con Podemos, con los indultos, con la malversación, la sedición... De hecho, mis urgencias por controlar a todo leche el TC atienden a que necesito que ese tribunal me cuele la consulta que me van a demandar a cambio de sostenerme. Yo ya nunca voy a ganar unas elecciones con holgura, así que tengo que ir a pelotas de la mano de Bildu, Podemos, ERC y el PNV. O el Frankenstein antiespañol, o me quedo sin poder. Esa es la única ecuación. Y yo ya he elegido.

No puedo dejar de referirme en esta Rendición de Cuentas a que este 2022 he ido a degüello contra los jueces que osan a no ser «progresistas», hasta el extremo de saltarme los procedimientos legislativos para acogotarlos. Ha sido tan jevi, me he pasado tanto, que me ha tenido que frenar el propio TC, lo cual en una democracia como la inglesa o la alemana me habría costado el puesto. Pero aquí, con mis teles, nada, un chascarrillo.

En este 2022, al Rey le he marcado que aquí solo hay un soberano, el menda de Tetuán. Le he llegado tarde al desfile, me he puesto chuleta con él en un viaje protocolario en AVE, le he congelado su presupuesto (mientras me subía mi sueldo un 4%), no le he contado ni mu de lo del giro diplomático en el Sahara, a pesar de que tengo el deber constitucional de hacerlo, y además he dejado en agua de borrajas el discurso de su vida, el de 2017, legalizando de facto aquello que él denunció entonces.

Con los que sí he cumplido es con los separatistas. Al margen de todo lo que ya dije, Illa maravilla y yo los hemos ayudado a fumarse la sentencia del 25% de español en la escuela catalana, que ha sido menos respetada que una científica en el Kabul talibán.

No puedo acabar la Rendición de Cuentas sin referirme a la ingeniería social. Hemos dado la matraca a tope, como siempre. Hemos aprobado una ley trans psicodélica, que ha cabreado hasta a las feministas del PSOE, y seguimos con la cruzada pro muerte con otra vuelta de tuerca a favor del aborto, marcando con listas negras a los médicos objetores. Irene, una tarugada jurídica, trajo además una ley jurídicamente absurda, la del «sí es sí», pero yo di por bueno el bodrio, con el resultado de que hemos beneficiado ya a más de un centenar de violadores. Y luego, en sangrante sarcasmo, vamos de súper feministas…

En resumen, amigos y amigas: de pena y vergüenza. Pero aún así les anuncio que voy a intentar ganar las elecciones puliéndome diez mil millones en comprar votos mediante ayudas a lo peronista, que van a pagar todos ustedes, sus hijos y sus nietos y que van a dejar el erario público temblando. Pero si me sirve para ganar, bien está. Y si palmo y dejo el país quebrado, pues me da igual, que se la coma el siguiente.

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