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El astrolabioBieito Rubido

Una lección de humildad

Si fuese tan fácil erradicar los asesinatos, violaciones o robos con solo contemplar esa figura en el Código Penal, esto estaría arreglado desde la Roma clásica

Actualizada 01:30

En algún cajón de algún mueble del Ministerio del Interior duerme su sueño inútil un informe encargado por Rubalcaba, cuando era ministro responsable de esta cuestión, que fue concluido cuando la cartera era responsabilidad de Ignacio Zoido. En ese estudio, realizado durante años por forenses expertos de las distintas prisiones donde se recluyen asesinos de esposas e hijos, se concluía que un porcentaje muy elevado de esos criminales eran psicópatas de libro. Es difícil legislar contra esa fractura mental del ser humano. Cuando descendemos por los senderos de la enfermedad de la psique nos encontramos también con asesinos. Tal vez fuese bueno que Irene Montero y su pandilla le diesen una lectura a ese informe que, supongo, Marlaska sabrá dónde se encuentra. Un poco de humildad y algo más de lecturas, incluidos memorándums de sus antecesores, no les vendrían mal a algunos miembros de este Gobierno, que se dejan contaminar por la soberbia y prepotencia de su jefe de filas.

La dramática estadística de muertes por violencia de género del mes de diciembre bate un récord negro, pero además evidencia que en muchas ocasiones el problema no está en la falta de medidas. Nunca como ahora, aunque ya hace tiempo que existen, las mujeres maltratadas han tenido tantas vías y caminos para protegerse y defenderse. Pero sobre la cabeza y las entretelas del ser humano es muy difícil legislar. Si fuese tan fácil erradicar los asesinatos, violaciones o robos con solo contemplar esa figura en el Código Penal, esto estaría arreglado desde la Roma clásica, pero sobre el dolor humano, la autoestima, la neurosis, la violencia patológica, los complejos… sobre todo eso no es posible dictar normas y, aunque se hace, no surte efecto.

El día que estas vociferantes feministas que sueltan a los delincuentes sexuales y desprecian todo cuanto ignoran tengan la humildad de reconocer que este problema es más consustancial a la naturaleza humana de lo que ellas creen poder hacer con sus resortes legales, ese día, además de darse a sí mismas una lección de humildad, habremos dado un primer paso para combatir, que no erradicar, una tara que acompaña al ser humano desde que puebla la Tierra: la violencia contra el otro, aunque el otro sea tu pareja sentimental.

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