Desvergüenzas y mentiras
Hoy estamos en una situación penosa para esta España que chapotea en las mentiras aireadas hasta la náusea por medios afines y bien engrasados, sobre todo televisiones, y repiten los ministros sin decoro alguno
El director publicó ayer «Un Gobierno instalado en la mentira» y se preguntaba quién juzgará a esta tropa de mentirosos que ocupan el Consejo de Ministros y, con buen tino, barajaba si sería la Historia o las urnas. No aireo oráculos desde Delfos ni desde mi mesa camilla pero dudo de la importancia que el Pinocho principal da a ese juicio. Sólo quiere estar ahí. Y mandar. Pasará de sus mentiras como pasó de las papeletas tras una cortina en sus elecciones internas, como pasó de la manipulación de una sentencia para justificar su moción de censura, como pasó de sus promesas electorales que incumplió, como pasó de su insistencia en que no pactaría con Podemos y Bildu y lo hizo. Y así pasó vergonzosamente de la dignidad y de la coherencia.
Es la primera vez en democracia que llega a la Moncloa quien no tiene otra ideología que su ego. Él sabe que si Felipe González hubiese hecho su Frankenstein en 1996 hubiera gobernado, pero demostró dignidad y dejó pactar un Gobierno a Aznar que consiguió trescientos mil votos más. González hubiese podido ofrecer más a los socios ocasionales pero no lo hizo importándole la defensa de la Constitución y el legado de la Transición. Es la diferencia entre un político de convicciones, se compartan o no, y un trilero.
Hoy estamos en una situación penosa para esta España que chapotea en las mentiras aireadas hasta la náusea por medios afines y bien engrasados, sobre todo televisiones, y repiten los ministros sin decoro alguno. Podría citar una nube de mentiras pero me detendré en algunas recientes. La última –acaso a estas horas ya sea penúltima– es la bajada de precios en la bolsa de la compra; la inflación sigue creciendo y el engaño nace del periodo estudiado –ahí está el INE, okupado– desde marzo del año pasado, todo un año, al estallar la guerra de Ucrania; la inflación subyacente es muy preocupante. Pero es una mentira que se desmiente cuando los ciudadanos hacen sus compras. A no ser que acudan a las tiendas donde se surte Nadia Calviño que según dijo son baratísimas.
La mentira penúltima –si consideramos última la anterior– es la de las pensiones. Desguarnece a los jóvenes. The Financial Times tituló: «La solución española para las pensiones: que paguen los más jóvenes» y señalaba: «Porque en realidad las personas en edad de trabajar tendrán que aportar más al sistema de seguridad social». Según la AIReF la reforma de Escrivá supone un mazazo de doce mil millones de euros a empresas, trabajadores y autónomos por la subida de las cotizaciones. Al aplicarse, los impuestos al trabajo se llevarán el 50 por ciento de las rentas a partir de 20.000 euros anuales. Lo vergonzoso es que el hoy ministro Escrivá fue el anterior presidente de la AIReF y sobre las pensiones opinaba lo contrario de lo que ha decidido ahora. Un estómago agradecido. Y otra mentira adicional que la UE ha tenido que aclarar: está aún en estudio el invento de Escrivá, no lo ha aprobado. El Gobierno aseguró que estaba ya visado por Bruselas. La desvergüenza y la mentira van de la mano en este Gobierno.
Los disparates de Sánchez ya han rebasado nuestras fronteras. La eurodiputada húngara Enikö Györi denuncia al Gobierno español por atacar las libertades, por la ocupación del Poder Judicial, por la reforma de la legislación penal para favorecer a sus socios, por la rebaja de las penas a los delitos sexuales y, tras una enumeración amplia, concluye: «El Gobierno socialistas-comunistas tiene un afán desmedido en controlarlo todo». Y se queja de la inacción de la UE ante estas tropelías. Supongo que doña Úrsula lo escucharía con cara de póker. Y llamaría a su amigo Sánchez para disculpar a la lenguaraz eurodiputada.
Concluyo con dos citas de mis admirados Camus y Emerson. Dos lenguas, dos siglos, la misma preocupación: «La libertad consiste, en primer lugar, en no mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa» (Camus). Y «Al que juró hasta que ya nadie confió en él, mintió tanto que ya nadie le cree, le conviene irse a donde nadie lo conozca» (Emerson).
A ver si doña Úrsula ficha a Sánchez y así le tiene cerca y nosotros lejos.