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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El insomnio del 'Cacas'

Disfrutaba estercolando encima de los colombianos secuestrados por la mal llamada «guerrilla», y de ahí le viene el distinguido apodo

Actualizada 01:30

El nauseabundo visitante que ha sufrido España en los últimos días, Gustavo Petro, presidente de Colombia, era conocido entre sus compañeros, cuando militaba en el narcoterrorismo de las FARC, como «el Cacas». Disfrutaba estercolando encima de los colombianos secuestrados por la mal llamada «guerrilla», y de ahí le viene el distinguido apodo. La noticia más relevante de su estancia en Madrid no es otra que la mala noche que pasó en el Palacio de El Pardo, que desde 1983 es la residencia oficial de los Jefes de Estado que visitan nuestro país. «He tenido pesadillas por dormir en la que fue residencia de Franco», ha reconocido el «Cacas» entre condecoración y condecoración. Ordenó derribar todos los monumentos dedicados a Isabel I de Castilla levantados en Colombia, y en señal de infinita gratitud, Sánchez le concedió la Gran Cruz de Isabel La Católica, la derribada, que aceptó con virtuoso cinismo y cursilería. Porque el «Cacas» es un ultraizquierdista, un comunista más cursi que un colibrí amazónico.

Petro se asustó mucho y no pudo dormir en el palacio que fue el hogar del General Franco durante su Jefatura del Estado. Otro mandatario también renunció, por un motivo lejano al del antiguo narcoterrorista. El presidente de Venezuela, Jaime Lusinchi, que no consideró respetuoso pernoctar en El Pardo con la mujer que le acompañó en el viaje oficial, que no era la suya. Y ocupó una planta completa del Hotel Ritz.

Petro, como Sánchez, Irene Montero y Yolanda Díaz , creen que el Palacio de El Pardo lo construyó Franco. Es de un poquito antes. En el siglo XIV inició su construcción, como pabellón de caza, el Rey Enrique III de Castilla. La construcción del pabellón la culminó Enrique IV. Adquirió el rango de Palacio Real en el siglo XVI por deseo del Emperador Carlos I de España. Y terminó el proyecto de su padre, su hijo y heredero Felipe II. Felipe V trasladó allí la Corte, por cuanto vivía entre sus paredes cuatro meses cada año, desde enero a abril. Y Carlos III lo culminó, tal y como es en la actualidad. El Palacio de El Pardo es el corazón del bosque mediterráneo de mayor valor natural y ecológico de Madrid. Su extensión era grande. Ocupaba las dehesas que rodean al Palacio, así como las de La Zarzuela, el Plantío, Viñuelas y La Moraleja. Estos últimos cuarteles fueron vendidos a particulares posteriormente. Allí, entre las jaras, encinas y pinos, retrató Velázquez a Felipe IV vestido de cazador, y Goya, del mismo modo a Carlos III. Y Alfonso XII y Alfonso XIII lo usaron frecuentemente para organizar monterías de descaste de reses sobrantes. Gamos, venados y jabalíes. Es decir, que según el «Cacas» y nuestros analfabetos gobernantes, Franco nació en el siglo XIV y falleció en el siglo XX con algo más de 600 años de edad. En su interior, maravillosas obras de arte y tapices de Goya Es de agradecer que el «Cacas» no se haya llevado ninguno a Bogotá, quizá por el volumen de los tapices, quizá porque no fue informado de su inmenso valor. Adjunto al Palacio, se halla el acuartelamiento de la Guardia Real, que se ocupa de custodiar a los Jefes de Estado que visitan oficialmente España. Unos guardias reales, ejemplares, preparados y modélicos, procedentes de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil, que velan los sueños de nuestros invitados. Por otra parte, excepto Bolaños, nadie se atrevería a colarse e interrumpir el descanso del presidente colombiano con la excepción de su enorme esposa, que le saca al «Cacas» una cabeza de estatura. Y si todo ello le parece poco, para algo está el Lorazepam, una pastillita fácil de tragar que sosiega y templa los ánimos peripatéticos, en su versión histérica, que no la aristotélica, la que no se aprende en la selva mientras se abusa y se viola a las jóvenes secuestradas para gozo y disfrute de los machos «guerrilleros»

En fin, que no se asuste tanto y tenga plácidos sueños en Bogotá. Y ese buen deseo por mi parte, me permite formularle una pregunta: –Responde, «Cacas», ¿nada tuvo que ver con tu insomnio los besos y caricias de la sobona de Fene? No espero la respuesta. Buenas noches, prenda.

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