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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Alejandra

Bolaños no fue maltratado. Bolaños maltrató a la Comunidad de Madrid colándose con sanchista grosería. Y se topó, machista y engreído, con dos mujeres. Isabel Díaz Ayuso y Alejandra Blázquez

Actualizada 01:30

No me refiero a la que no es hija del Rey Juan Carlos. Alejandra se apellida Blázquez, lleva más de 20 años trabajando en la Comunidad de Madrid y en la actualidad es la jefa de Protocolo de la presidente Ayuso. Bloqueó con serenidad, buena educación y cortesía el intento de asalto a la tribuna de autoridades de un paleto que se había colado en el acto. Alejandra Blázquez se lo comunicó con una firmeza y un respeto que dejó al colado en una situación que superó con holgura el ridículo. «No puede subir a la tribuna, señor ministro. La organización está perfectamente establecida y el protocolo del acto está cerrado». Es cierto que Núñez Feijóo no pintaba mucho entre las autoridades que presidieron la parada militar en la Puerta del Sol, pero seguro estoy de que no se coló y fue invitado a ocupar un lugar en la tribuna.

El ridículo de Bolaños y de sus chupópteros fue quizá el más bochornoso que ha protagonizado un ministro en los últimos decenios.

Acudió allí donde no fue requerido, y por respeto a su condición de ministro le concedieron derecho a silla, pero no le permitieron que culminara su meditada grosería. Cuando finalizó el festejo, Bolaños irritadísimo, manifestó que, si le habían tratado de esa manera a él, cómo tratarían a los siete millones de vecinos de la Comunidad de Madrid. Mucho mejor, porque ninguno de esos siete millones de habitantes se dedica a colarse en donde no son requeridos. Me comenta un conocido empresario de la hostelería, que muchos padres que han contratado con su empresa la fiesta de la Primera Comunión de sus hijos, le han advertido que no le abonarán la factura si se cuela Bolaños disfrazado de ayudante del pelmazo del guiñol, y se atiborra de canapés.

El sacerdote Juan Manuel Góngora ha recordado en las redes sociales la recomendación de Lucas Evangelista (14, 8-11) respecto a las invitaciones de su tiempo. Y escribo «invitaciones» y no coladuras de chulo de billares. «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú, y venga el que os convidó hacia ti y el otro y te diga: 'Cédele el puesto a éste'. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Y al revés, cuando te conviden, siéntate en el último lugar, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: 'Amigo, sube más arriba'. Entonces quedarás muy bien entre los comensales, porque todo aquel que se enaltece, será humillado, y el que se humilla, será enaltecido».

Bolaños no fue maltratado. Bolaños maltrató a la Comunidad de Madrid colándose con sanchista grosería. Y se topó, machista y engreído, con dos mujeres. Isabel Ayuso y Alejandra Blázquez. Es de esperar que Irene Montero, la Belarra y las churris de una y otra, feliciten públicamente a una mujer trabajadora que le ha parado los pies a todo un ministro del Gobierno. Un ministro altanero que al llegar fue unánimemente abucheado por el público y que saludó como un machista de «puticlú» a la presidente de la comunidad, sujetándola del brazo como diciendo «hoy no te escapas de mí, palomita».

Y un apunte que mal no viene. El Ayuntamiento de Madrid va a homenajear con una distinción al narcoterrorista Petro, que el 1 de mayo, en su discurso a la nación, celebró «la liberación de Colombia del yugo español», y calificó de «perseguidos» a los golpistas independentistas catalanes.

Si Almeida tuviera a su lado una Alejandra, en lugar de imponerle la Medalla de Oro de Madrid o la Llave de la Capital del Reino, suspendería el homenaje, o, en caso de imposibilidad de retractarse, en lugar de imponerle la condecoración, se la metería por el culo. Por el culo del narcoterrorista, claro está.

Y finalmente… ¡bravo, Alejandra Blázquez!

Y como madrileño… ¡gracias!

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