Hoy tocaba boda
En las cadenas de televisión públicas y las privadas en espera de la subvención, se habla más del vestido de novia de «Sophie et Voilá» que de la inclusión de 44 etarras en las listas de Bildu
Me sucede con Sánchez que no soporto verle en acción parlamentaria. Ni en un mitin ante militantes con carné del PSOE. Pero leo posteriormente sus cochambrosas palabras y sus miserables argumentos. Y me he sentido insultado cuando ha calificado de «equivocación» la inclusión de siete asesinos en las filas de su auténtico partido, que es EH Bildu. Del PSOE no queda nada. Sánchez no es socio de Bildu, sino parte de Bildu, como elemento fundamental para que la ETA gobierne en España y él mantenga los lujos del poder, horterizados y exprimidos hasta el nivel más alto. Textual: «Se han equivocado –se refiere a Bildu– en la elaboración de las listas para las elecciones». ¿Equivocación? Alarmado por las consecuencias electorales ha hablado con el etarra Otegui, su amigo e interlocutor. Y cree haber conseguido un decente acuerdo con el equivocado. La renuncia de los 7 asesinos a ocupar sus escaños en el caso de ser elegidos. Quedan 37 etarras que sí ocuparán sus escaños. Terrorista no es sólo el que aprieta el gatillo de la pistola que va a destrozar la nuca de su víctima, sino todo aquel que colabora, estudia, vigila y sigue los movimientos de la víctima para facilitar su asesinato. Otegui, que además de etarra es un chulo de Elgóibar, además de un cobarde y un farsante que engordó en la cárcel cinco kilos cuando finalizó su «huelga de hambre», le ha recordado a su socio Sánchez que su permanencia en la presidencia del Gobierno de España se la debe exclusivamente a él. No se ha equivocado Otegui. Otegui ha jugado con perversa inteligencia sus cartas, ha escandalizado y abochornado a muchos socialistas, y para socorrer a Sánchez –extensa fue su charla telefónica– ha admitido su «error» incluyendo a los siete asesinos, pero no acepta más concesiones a quien depende de él. Y quedan 37 etarras en las listas. Si esta provocación es considerada por el beneficiado Sánchez como una equivocación, también estarán equivocadas las tumbas de mil españoles inocentes en sus cementerios, las heridas morales y físicas de sus familiares, las mutilaciones de los heridos, la orfandad de los hijos de los asesinados y la tristeza infinita, inasumible y sin consuelo de los padres de más de 30 niños asesinados por los equivocados.
Siento rabia, pero aún más, repulsión, repugnancia, asco y vergüenza de tener un presidente del Gobierno tan proclive a disculpar las «equivocaciones» de los terroristas de la ETA disfrazados de gente de paz.
Pensaba escribir de otras cosas, pero desgraciadamente, creo tener la obligación moral y profesional de recordar a estos miserables. En un principio, y como respuesta a su exagerada repercusión en los medios de comunicación, mi intención era la de lamentar la ruptura contractual de la marquesa de Griñón con las modistas de «Sophie et Voilá», que se han negado a confeccionar para la simpática Falcó su vestido de novia. Esa boda también es una equivocación, y del mismo modo, una equivocación muy rentable. Pero no admite comparación una equivocación con la otra.
En las cadenas de televisión públicas y las privadas en espera de la subvención, se habla más del vestido de novia de «Sophie et Voilá» que de la inclusión de 44 etarras en las listas de Bildu. Para mí, que este incumplimiento contractual puede interpretarse como una nueva y jugosa exclusiva. Pero la señorita Falcó Preysler sólo se hace daño a ella misma con tan extenso serial coñazo. La otra «equivocación» es profundamente más corrosiva, porque excepto para los votantes del PSOE y habituales de los pesebres, con esa «equivocación» la ETA nos está, de nuevo, asesinando. Espero que en el caso del vestido de novia, las aguas retornen a su cauce y fluyan en los arroyos más tontos de nuestra sociedad, y que el matrimonio empresarial constituya un éxito, tanto financiero como sentimental. Pero espero, ante todo y sobre todo, que el 28 de mayo, en las urnas, los españoles vislumbremos el final de la etapa más triste, falsa, derrochadora y antiespañola de nuestra joven democracia.
Porque un Estado de derecho occidental entregado al terrorismo sólo tiene una salvación.
Y hay que evitarla.