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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Más Pitingo y menos Pam

Este es el marco mental que nos propone la izquierda y que nos ha impuesto durante estos cuatro años, en el que ha abrevado también Yolanda Díaz

Actualizada 09:45

Ana Rosa, Inda, Ferreras, Figo, Bertín, José Manuel Soto y ahora Pitingo. Aquel que osa levantar la cabeza y denunciar a la extrema izquierda es degollado políticamente por el ejército de Pablo Iglesias y sus terminales mediáticas. Uno de los amigos más fieles del marido de Irene Montero es un humorista de la cadena Ser, que atiza a todo el que se mueve, siempre que no sea podemita. Hasta Rita Maestre, declarada enemiga de Pablo, ha pasado por el humor de este gracioso oficial de la izquierda.

A veces, este humor en una sola dirección muere por la boca cuando deja de masticar las subvenciones que le procura el régimen sanchista. Así que no hay más que esperar a que el subconsciente delate a sus voceros. Eso ocurrió cuando el gracioso de turno reaccionó a las críticas a la izquierda, que en su perfecto derecho hace habitualmente Pitingo, un artistazo que no vive de las ayudas públicas y eso le da una independencia de criterio preciosa. Así que al humorista no se le ocurrió otra cosa que darle la enhorabuena por los bolos «que te van a caer en los Ayuntamientos de Vox». Y a renglón seguido añadió: «Ya tenían mujeres, negros y homosexuales y les faltaba un gitano. Creo que ya podemos llamarte Pidjango».

Se ha librado Pitingo de que los amigos de Iglesias le hayan recetado una somanta de palos «hasta que sangrara», que es una marca de la casa. O que le administraran «guillotina» como al Rey Felipe. O que incluso le aplicaran «jarabe democrático» a las puertas de su casa y ante su familia. Es un afortunado. Total, solo ha despertado al racista que todos estos progres llevan dentro. Llenan sus bocas de un pretendido igualitarismo y en cuanto se relajan, se les escapa la impostura en la que viven. Hace unos días la líder socialista en Sevilla, Amparo Rubiales, también enseñó la patita al atacar a Elías Bendodo por ser judío.

El graciosillo de la Ser borró inmediatamente el ataque a Pitingo sabedor de que se le habían visto las costuras. Vamos haciendo balance: a los progres les molesta la libertad de criterio en general pero máxime si quienes la ejercen son aquellos colectivos a los que ellos quieren convertir en electorados de pesebre bajo el pretexto de que es la izquierda la única que defiende sus derechos, que son pisoteados por la derecha cuando gobierna. Si el que le planta cara al régimen sanchista es un representante del patriarcado, heterosexual y padre de familia, pues la respuesta se la da hecha dentro de los parámetros progres. Pero si quien pone pie en pared es un artista gitano que no recibe ni un euro del clientelismo oficial y que ha calado a estos impostores y lo declara libremente en sus redes, pues a aplicarle estalinismo en el cogote.

Esta es la progresía. «Pam» nos ha recetado engordar como ella, autoestimularnos sexualmente, cambiar de género según nos levantemos cada mañana, ocultar a nuestra familia el embarazo y reírnos si unos cientos de violadores salen a la calle prematuramente. Ese es el marco mental que nos propone la izquierda y que nos ha impuesto durante estos cuatro años, en el que ha abrevado también Yolanda Díaz. Así que no es difícil elegir: más Pitingo y menos Pam, que en el infierno político esté.

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