A Montesquieu lo mató el PSOE
Esto ya ocurrió con los indultos al 'procés'. Se pasó del «íntegro cumplimiento» de las penas al perdón por «razones de utilidad pública», que traducido al lenguaje de la calle significa «para que Sánchez siga siendo presidente»
Anda circulando estos días (con motivo del beso de Rubiales que todo lo distrae) un corte de un capítulo de la serie Merlí. En él, una profesora dice a sus alumnos que cada vez que alguien llegue tarde a clase levantará su carpeta verde y ellos, al ser preguntados por el color de la misma, responderán que es roja.
Segundos después, un chaval que se ha retrasado y desconoce la instrucción de la maestra toma asiento en el aula. La profesora, en cumplimiento de lo dicho anteriormente, comienza a preguntar a alumnos aleatorios por el color de su carpeta. Todos van respondiendo que «rojo», ante la sorpresa del chico que llegó tarde. En último término, la profesora pregunta a ese alumno de qué color es la carpeta y este, aun sabiendo que es verde, responde que «rojo» como todos los demás, completamente vencido por la corriente y provocando la risa de sus compañeros, que han comprobado in situ cómo de voluble es el ser humano cuando se le somete a cierta presión ambiental.
Para desgracia de este país que aún llamamos España, nuestro presidente es como ese alumno que llega tarde. Tras 45 años asumiendo que la Constitución no admite una amnistía, y después de tres empleando ese argumento como propio, estamos a dos tardes de que Pedro Sánchez responda que la carpeta es roja, sometido a la insistencia de Puigdemont, Jaume Asens, Yolanda Díaz y Margarita «qué pena» Robles. Es decir, nos dirá que la amnistía cabe de sobra en nuestro ordenamiento jurídico y que la van a aparcar en mitad del Congreso y sin hacer maniobras, de tan amplia y flexible que es nuestra Constitución.
Todo sigue un patrón de sobra conocido. Primero es la negación: no dormiría tranquilo con ministros de Podemos, no pactaré con Bildu y no permitiré que la gobernabilidad de España descanse sobre partidos separatistas. Después se dan las circunstancias que lo posibilitan (básicamente que a Sánchez no le dan los votos para algún asunto) y por último llega la asunción de todo aquello que juró no hacer.
Usted porque es muy joven, pero esto ya ocurrió con los indultos al procés. Se pasó del «acatamiento» de la sentencia y del «íntegro cumplimiento» de las penas al perdón por «razones de utilidad pública», que traducido al lenguaje de la calle significa «para que Sánchez siga siendo presidente». Por primera vez en la legislatura, el poder ejecutivo se lo hizo encima del poder judicial porque así le convenía a los Patxis López de turno, la mayoría de los cuales carecen de la formación y las lecturas que sí tienen los autores de la sentencia que ahora quieren triturar.
Y esta es la España que nos ha tocado vivir; la de una clase política que se cree muy por encima de uno de los pocos contrapoderes que nos quedaban. Mataron a Montesquieu con los indultos al procés y volverán a hacerlo con esto, aunque para ello tengan que decir que la carpeta es roja y que Puigdemont, además de estadista, es todo un hombre de paz.