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Ojo avizorJuan Van-Halen

Sánchez, nuevo Lenin español

Me temo un calvario para España. La Historia se repite y ojalá excluya la violencia desatada

Actualizada 01:30

Mi sorpresa en la bajada de pantalones de Sánchez ante Puigdemont es que llega más allá de lo que pensé. Tanta reunión evidencia que los enviados de Sánchez no saben negociar por cobardía o por consignas del jefe. Santos Cerdán no parece un tipo con muchas luces. Su opinión: «Es hora de conceder a la sociedad catalana un nuevo horizonte». Hace pocos meses el horizonte era el que es y se proclamaba lo contrario. No quiero insistir en lo que ya sabemos: que el documento firmado rezuma inconstitucionalidad según todas las Asociaciones de Jueces, los Fiscales, los Inspectores de Hacienda, los Abogados del Estado y, antes, el CGPJ. Y los ciudadanos en las calles. Me remitiré a la Historia, más cerca de mi afición y mi dedicación.

Con motivo del aberrante pacto de Bruselas también se habló de «justicia histórica para Cataluña». Quienes repiten eso, sean independentistas o socialistas, tienen pocas lecturas. Son como esos chavales que llevan años estudiando una historia falsa en la que una guerra de sucesión entre dos candidatos dinásticos a la Corona de España, Austrias y Borbones, se convierte en una inexistente guerra de secesión entre Cataluña y España.

Aragonès García ya dijo, mentiroso o ignorante, que Cataluña había perdido su Estado en 1714. Nunca lo tuvo. En su último Bando, Rafael Casanova, el héroe del catalanismo, conminó a los suyos a luchar «por su Rey y por la libertad de España». Su Rey era el archiduque austriaco que hacía tiempo había abandonado aquella guerra. Ese entramado de mentiras se lo traga el Gobierno de la Nación más vieja de Europa que atesoró más poder que ninguna otra durante siglos y lo pone al servicio de un fugado. Y sólo por el interés egocéntrico de Pedro Sánchez.

Si comparase a Sánchez con un personaje histórico de su partido sería con Francisco Largo Caballero. Supuso una falsificación del socialismo, un PSOE desnortado y vendido a Stalin. Hace un par de años Sánchez señaló al llamado Lenin español como su ejemplo: «Actuó como hoy queremos actuar nosotros, comprometiéndose con su época, respondiendo ante la adversidad con más democracia». Si responder con más democracia es organizar la llamada revolución de Asturias de octubre de 1934, armar a las masas, y propugnar la dictadura del proletariado, pues sí, el Lenin español era un demócrata. Según un documento del PSOE «se opuso a toda veleidad comunista». Pero él mismo lo desmintió con hechos y declaraciones.

En una entrevista del 21 de febrero de 1936, Largo Caballero aseguraba: «Habrá soviet en España cuando caiga Azaña» y señalaba al periodista Edward Knoblaugh: «Antes de cinco años España será soviética». Ya en 1935, en entrevista a Associated Press en la Cárcel Modelo donde permanecía preso como cabecilla de la revolución de Asturias, aclaraba sus previsiones: «Nuestra meta es una Unión de Repúblicas Ibéricas Soviéticas» (…) «Portugal se incorporará a nosotros, confiamos en que pacíficamente, pero utilizaremos la fuerza si es necesario». (…) «Lenin ha declarado que España sería la segunda República Soviética de Europa y su profecía será una realidad. Yo seré el segundo Lenin que lo hará realidad».

La sintonía de Largo Caballero con Stalin fue total. Su amplia correspondencia es muy interesante. Durante la campaña electoral de febrero de 1936 anunció repetidamente que «si ganan las derechas iremos a la guerra civil». Ya esta demostrado que hubo pucherazo electoral, investigación avalada por los llamados «papeles perdidos de Alcalá Zamora». Aquel pucherazo y la violencia generada que desembocó en el asesinato de Calvo Sotelo, destacado líder de la oposición, condujeron a la guerra. El exdiputado del PCE Ramón Tamames, afirmó que Largo Caballero fue «uno de los responsables de la Guerra Civil».

Sánchez ha recreado un Frente Popular con curiosos contrastes. Falsamente progresista, pues en su seno figuran partidos de derecha, incluso alguno xenófobo y racista. Sánchez ha revivido los bloques enfrentados, ha dinamitado el espíritu de la Transición, ha vulnerado la Constitución y, aunque en donde deberían no quieran enterarse, su objetivo final es la Monarquía parlamentaria. El candidato que consiguió las derrotas mayores del PSOE desde 1977 es el nuevo Lenin español que dice ser nuestra salvación.

Me temo un calvario para España. La Historia se repite y ojalá excluya la violencia desatada. Ya hay algún ejemplo doloroso que lo hace temer. No me creo la autoría iraní del atentado a mi admirado Alejo. Hay que buscar otros enemigos perfectamente ubicados. Tampoco la fecha del atentado me parece casual.

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