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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Héroes socialistas

Herminio Rufino, que ya es conocido en Europa como «Herminio el del huevo» se ha encaramado a la cúspide, la atalaya, de los titanes socialistas, Cid de la Amnistía, intrépido militante, bizarro, espartano, osado y de pelo en pecho

Actualizada 01:27

Hace años, el entonces alcalde –y gran alcalde– de Oviedo, Gabino de Lorenzo, me invitó a dar el pregón de las fiestas de San Mateo desde el balcón principal del Ayuntamiento ovetense. La plaza abarrotada de una muchedumbre festiva y pacífica. Pero en el primer tramo de la multitud se juntó un grupo de proetarras. Un grupo muy raro, partidarios de una ETA asturiana, que manda huevos. Y cuando leía mi pregón, apolítico y ceñido exclusivamente a la fiesta, los componentes del grupo comenzaron a tirarnos huevos al alcalde y a mí. Y el pregón no se interrumpió. Lo más desagradable fue el estado en que quedó mi precioso traje con chaqueta cruzada gris marengo cuya tela había adquirido en una sastrería de Saville Row de Londres, en concreto la de Henry Poole. En el siglo XVIII, la acción de manchar con huevo un paño adquirido en Saville Row era merecedora de la pena de muerte por decapitación en la Torre de Londres, no por agredir a un joven pregonero, sino por maltratar la incomparable franela de un traje de inmejorable calidad. La cosa terminó cuando un grupo de señoras de Oviedo la emprendió a paraguazos contra los valientes «gudaris» astures, y estos, como es habitual en los «gudaris del terrorismo» huyeron a toda pastilla, No me lanzaron un huevo, sino una veintena de ellos, y concluí el pregón con serena brillantez y mi traje de Saville Row hecho una pena. El alcalde Gabino de Lorenzo también recibió su ración huevera con enorme dignidad.

Hace pocos días, coincidió el intento fallido de asesinato del gran Alejo Vidal-Quadras, que fue tiroteado en la calle Nùñez de Balboa de Madrid por un criminal que no consiguió su propósito –aunque la bala le perforó el rostro de lado a lado–, con el lanzamiento y posterior impacto de un huevo al occipucio de un diputado socialista llamado Herminio Rufino. Mientras don Alejo, apoyado en un coche aparcado, recomendaba calma a quienes lo auxiliaron y dejaba dos extendidas manchas de sangre sobre la acera de la calle madrileña en espera de una ambulancia, el heroico socialista Herminio Rufino se recuperaba del atentado huevero con el susto emergiendo de sus temblorosas palabras. «Si no es por la Policía, no salimos». El huevo que amarilleó el cabello del héroe socialista tuvo, para los medios informativos españoles, mucha más importancia que la bala que atravesó a don Alejo Vidal-Quadras de pómulo a pómulo. En La Sexta y TVE, el huevo y Herminio Rufino gozaron de mucha mayor atención que la bala del terrorista y don Alejo Vidal-Quadras, que así está el periodismo subvencionado de justo y preciso en la información. Un huevazo, agresión inadmisible. Un disparo, carente de interés. Creo sinceramente que el diputado Herminio Rufino ha superado en heroicidad socialista al mismo Emiliano García-Page, ejemplo de valentía, firmeza, resistencia, sinceridad y enfado frente a Pedro Sánchez, si bien la firmeza, resistencia, sinceridad, valentía y enfado tienen en el manchego muy breve y escaso recorrido. Lo lamento por García-Page, cuyo hermano gemelo le ha dado una lección de decencia, pero al lado del terrible sufrimiento tan heroicamente padecido por Herminio Rufino, creo que supera con creces al heroísmo verbal del presidente de Castilla-La Mancha. Hora es de organizarle un homenaje nacional, con placa y discursos, a quien resistió en nombre del socialismo español el impacto de un huevo en la funda capilar de su reconocida inteligencia.

Herminio Rufino, que ya es conocido en Europa como «Herminio el del huevo» se ha encaramado a la cúspide, la atalaya, de los titanes socialistas, Cid de la Amnistía, intrépido militante, bizarro, espartano, osado y de pelo en pecho. Un disparo en el rostro es un gaje del oficio. Un huevazo… ¡Hay que ser un indomable para soportar semejante agresión!

Lo digo por experiencia.

¡Un huevo! ¿Saben ustedes lo doloroso que resulta un huevo inesperado? Menos mal que estaba la Policía para impedir el segundo huevazo y pudo ser atendido en Urgencias.

Mis noticias, para tranquilizar a los lectores de El Debate, es que está bien, tranquilo, y lo que es más importante, sin excesivas molestias..

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