Napoleonchu y la corrupción
Napoleonchu diciendo que «Begoña Gómez no estaría donde está, ni se la estaría investigando si no fuera la esposa del presidente del Gobierno. Todo pasa porque es la esposa del presidente del Gobierno» es insuperable. ¿Se puede ser más zote? Ni al representante legal de Manos Limpias se le ocurriría hacer un alegato así
Cada día me quedo más sorprendido de en qué manos estamos. La declaración este lunes de nuestro estadista Napoleonchu Albares diciendo que «Begoña Gómez no estaría donde está, ni se la estaría investigando si no fuera la esposa del presidente del Gobierno. Todo pasa porque es la esposa del presidente del Gobierno» es insuperable. ¿Se puede ser más zote? Ni al representante legal de Manos Limpias se le ocurriría hacer un alegato así que es la forma más eficaz de explicar por qué está imputada. Porque si no fuera la mujer del presidente del Gobierno no hubiera logrado las canonjías y sinecuras que le han sido otorgadas. Evidentemente.
Comprenderán ustedes por qué me echo a temblar cada vez que desde nuestro ministerio sale un comunicado diciendo que estamos a punto de lograr un acuerdo sobre Gibraltar. Negociado por un tipo con la visión de la jugada que está demostrando nuestro titular de Exteriores, figúrense lo que puede ocurrir. Un ministerio que negocia mientras en Gibraltar los llanitos emplean roca andaluza para ampliar el territorio de la península en 45.000 metros cuadrados. Eso, sobre los 4,8 kilómetros cuadrados de territorio colonial que reconoce España, implica agrandar su superficie en casi un uno por ciento del territorio de Gibraltar. Para ser más exactos un 0,9375 por ciento. Pelillos a la mar. Napoleonchu no está para defender las aguas españolas de la agresión británica. Casi mejor que no lo haga porque visto como defiende los intereses que le son más queridos, sólo podemos salir peor parados.
Resultó muy notable en la entrevista de ayer en la Cadena SER que Napoleonchu se quejara de la «mezquindad absoluta» que hay en los ataques a la familia del presidente del Gobierno y a «su entorno más inmediato», por lo que ha reiterado que «nuestras familias deberían estar fuera» de la contienda política. Interesantísima puntualización final. «Sus familias» en evidente referencia a su pareja actual Therese Jamaa, que pasó de representar a la tecnológica china Huawei, que está vetada por los gobiernos de medio Occidente, a ser designada a instancias de su pareja como miembro del consejo de administración de Hispasat en representación de la estatal Red Eléctrica que seguro que la propuso tras una ardua búsqueda por parte de alguna gran firma de cazatalentos.
También se entiende el interés de Napoleonchu de ocultar la contratación de la cuñada japonesa del presidente del Gobierno para un puesto en Naciones Unidas financiado, casualmente, por España. Si es que no hay derecho a lo malpensados que somos los españoles. Y de Begoña Gómez, seguiremos hablando. La corrupción de ámbito familiar asola a este Gobierno como no habíamos visto nunca, al menos en democracia. Y creo que sin democracia tampoco.
Al principio todo se descalificaba como exageraciones de la «fachosfera». Pero lo cierto es que ya ni los medios del Equipo Nacional de Opinión Sincronizada pueden permitirse no hablar de la corrupción de la familia Sánchez. Y por más que Napoleonchu declara en la SER que «nadie» le pregunta por esa corrupción en el extranjero, la Oficina de Información Diplomática haría bien en volver a pasarle un resumen de lo publicado en grandes medios europeos que no son de lo que ellos llaman «fachosfera». Espero que no le indigeste el desayuno. Porque, ministro, cuando se pierde la capacidad de identificar lo que es corrupción, políticamente se está muy, muy enfermo. Hágaselo mirar.