No se engañen: Occidente no se puede rendir
Si Trump o quien sea quiere imponer una negociación de paz a ambas partes, lo primero que necesitan los dos combatientes es territorio con el que negociar con el enemigo. Ucrania no lo tenía hasta ahora. Hoy sí lo tiene. Esta invasión es un paso clave hacia la paz. El mayor que hemos visto en más de dos años
Es raro que mi querido colega Luis Ventoso y yo discrepemos en alguna ocasión. Aunque ciertamente ocurre. Y tampoco es malo que en un periódico haya puntos de vista discrepantes sobre un asunto aún si hubiera una firme posición editorial del diario sobre el mismo. Lo que no es el caso. Pero esta vez quiero discrepar sobre su columna del pasado domingo titulada «Admiración sí… pero da mucho miedo».
Tiene razón la tesis de que en 2014 Putin invadió Crimea ante la indiferencia de un Occidente encabezado por Barack Obama para testar nuestra reacción, que fue casi ninguna. Así que en 2022 se lanzó a por Ucrania entera y ahí ha tenido más problemas. Yo creo que no por una enorme reacción de Occidente, sino más bien porque cada día se pone de manifiesto la verdadera debilidad del Estado ruso. Su incapacidad para actuar y su cada vez mayor necesidad de depender de mercenarios extranjeros ante la dificultad de reclutar tropas en su propio territorio. Ni siquiera en sus regiones de Extremo Oriente como ha sido la prioridad hasta ahora.
La reciente ofensiva de Ucrania para ocupar cientos de kilómetros cuadrados en la región de Kursk veremos cómo se resuelve. Sobre todo, si se puede sostener. Pero en mi modesto entendimiento está lejos de ser una opción suicida. Han avanzado más de 40 kilómetros dentro de la línea divisoria. Eso parecerá poco en un mapa de Europa. Pero hay que ponerse a hacerlo sobre el terreno para ver lo que es. Me han llamado la atención los anuncios en las redes en Colombia para conseguir tropa para luchar con Rusia. Hay veces que asesinar al jefe de tus mercenarios en un desgraciado «accidente» aéreo, como le sucedió al capo de Wagner, Yevgueni Prigozhin, tiene serias consecuencias. Como por ejemplo que los mercenarios tienes que buscártelos tú. Ya hubo muchos exmilitares y guerrilleros de Colombia que se apuntaron a combatir por Ucrania tras la invasión. Ahora los rusos les están invitando a cambiar de bando. No estoy seguro de que eso sea lo que se hace cuando se está ganando la guerra.
Como ha publicado mi admirada colega hispano-colombiana Salud Hernández Mora en Semana.com los agentes rusos en Colombia «prometen a su interlocutor ‘putinesco’» mandar «100 personas el primer mes y luego cada mes podemos enviar 400». Y no sé si hay esa capacidad de reclutamiento en Colombia. Lo que sí sé es que si el Ejército ruso tiene ese interés sólo puede ser fruto de una auténtica desesperación.
Si Trump o quien sea quiere imponer una negociación de paz a ambas partes, lo primero que necesitan los dos combatientes es territorio con el que negociar con el enemigo. Ucrania no lo tenía hasta ahora. Hoy sí lo tiene. Esta invasión es un paso clave hacia la paz. El mayor que hemos visto en más de dos años.
A mí no puede asustarme ni mucho menos escandalizarme que Ucrania utilice armas donadas por países de la OTAN en estas operaciones. ¿Qué se esperaba que hiciera con ellas? Están siendo empleadas en una estrategia bélica llena de sentido. Tampoco puedo estar de acuerdo con hablar de nuevo del riesgo de guerra nuclear que implica el empleo del armamento OTAN. Lo explicó perfectamente en El Debate Carlos de Habsburgo-Lorena cuyo conocimiento no se deriva de ser capitán en la reserva del Ejército austríaco, sino de ser una de las personas con mejores fuentes de información de Europa. Decía aquí el 8 de mayo de 2022: «En cuanto a los medios para alcanzar los objetivos estratégicos, aquí tampoco debemos hacernos ilusiones. La doctrina militar rusa es muy clara en cuanto al uso de armas nucleares, biológicas o químicas (NBQ). Rusia nunca tuvo reparos en el uso de armas químicas, ya fuera en Chechenia o en Siria, si servía para sus fines. En la doctrina rusa, las armas nucleares tácticas se describen como 'armas de desescalada', lo que significa que se utilizan para aturdir al adversario hasta el punto en que éste acceda a desescalar. Este argumento sumamente perverso no se hizo realidad, porque Siria, Georgia y Chechenia no ofrecían objetivos adecuados para los dispositivos nucleares tácticos, es decir, la densidad necesaria de soldados y material de alta tecnología en un espacio reducido. La situación en Ucrania es totalmente diferente, y los observadores bien informados solo esperan a que se utilicen las armas NBQ; no se preguntan si ocurrirá, sino cuándo. Por eso, el argumento de que no debemos presionar a Putin, ya que podríamos empujarle a utilizar armas de destrucción masiva, va en una dirección completamente equivocada. La decisión ya está en su doctrina, y si los rusos quieren un detonante para alguna acción, nunca se han privado de producirlo o fingirlo ellos mismos.»
Quienes creen que hay que rendirse porque es imposible derrotar a Rusia, deben tener presente que esta guerra no es contra Ucrania sino contra Europa entera. El enemigo es nuestro sistema de valores: la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho. Por eso ésta es una guerra contra todos nosotros. El que piensa que hay que dejar caer a Ucrania no se da cuenta de que está rindiendo España. Y Occidente entero. Exactamente igual que hizo Chamberlain en los Sudetes. ¿O de verdad alguien se cree que Putin es un enemigo menor que Hitler? ¡Despierta Europa!