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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Sospecha libre

Ahora, no merece la pena el riesgo del pequeño contrabando en Andorra. Lo fundamental, como demostraron los Pujol, es el sistema bancario, la discreción de sus bancos y el dinero libre de impuestos que engorda y duerme en silencio en sus cuentas corrientes

Actualizada 01:30

Cada día que pasa se aturrulla más el caso de Lady Sánchez. Y hay que ser precavido. Después de descansar unos días en La Mareta de Lanzarote para recuperar fuerzas y darse un voltio sospechosísimo por diferentes naciones africanas, los Sánchez, que terminaron la gira literalmente agotados, han viajado a descansar de nuevo hasta Andorra.

Ceuta estaba siendo invadida por pateras atiborradas de soldados de la morería –hermosa voz de nuestro idioma- y ellos se libraban de sus problemas futuros en Andorra. De la costa volcánica de Lanzarote a las montañas frondosas y los bancos de Andorra, que son tan eficaces, o más, que los suizos, los de Liechtenstein, los de las Islas Vírgenes, y los de Trinidad y Tobago. Andorra La Vieja fue una ciudad comercial muy interesante. Españoles y franceses acudían frecuentemente a sus tiendas a comprar electrodomésticos, mucho más baratos y asequibles que en los dos Estados predominantes del Principado. Una de mis cuñadas compró tantos, variados y pequeños electrodomésticos que tuvo que hacerse con un abrigo, adquirir una faja flexible y simular con los bultos en la aduana de la frontera con España un embarazo de ocho meses de gestación. El carabinero fue muy amable con ella.

—Pase, señora, y que no se le oxide el bebé.

Ahora, no merece la pena el riesgo del pequeño contrabando. Lo fundamental, como demostraron los Pujol, es el sistema bancario, la discreción de sus bancos y el dinero libre de impuestos que engorda y duerme en silencio en sus cuentas corrientes. Andorra es cara, lujosa y de una belleza montañosa y escarpada digna de ser disfrutada. Sus valles verdes y jugosos, y sus ríos, el Gran Valira, el Valira del Norte y el Valira de Oriente siempre sorprenden por la fluidez y claridad de sus aguas.

Un buen sitio para descansar de decir mentiras y abusar del poder con presumibles beneficios económicos. Pero Alá me libre de insinuar oscuridades. El «África Center» del IE no tiene sucursal en Andorra, ni la «cátedra» de la Complutense de doña Begoña tiene aula en Andorra, ni «Air Europa» cuenta con hangares en Andorra, ni Barrabés habita en Andorra. Se trata de una casualidad. En lugar de Andorra, el sencillo matrimonio podría haber elegido para descansar de su gira africana Caracas o La Habana, pero les quedaba lejos, y los billetes de avión, en temporada alta, salen muy caros. En Andorra, están a un tiro de piedra Illa y Puigdemont, y a los amigos hay que frecuentarlos para que no se sientan invadidos por la tristeza del olvido.

En la comida semanal que organizamos todos los meses en el occidente de La Montaña o el oriente del Principado de Asturias, y que nos reúne a más de veinte amigos residentes en esta privilegiada comarca, la libertad de opinión y expresión está garantizada. De los veinte, dos o tres son socialistas, aunque sólo uno de ellos se atreve a reconocerlo. Pero impera en el grupo la buena disposición a entender las cosas y los avatares de la política y sus sujetos destacados. Y la mayoría, en la que me hallo, aceptó como razonable la opinión de uno de los comensales.

—Creo que la estancia en Andorra de los Sánchez responde a la necesidad de desconectar de la política y los negocios y descansar como hacen casi todos los matrimonios, o parejas de hecho, o compañeros, o senderistas o follamigos de España.

Y dimos por concluido el asunto a debatir, cuando el más incauto e infeliz del grupo, nos sorprendió con su sentencia:

—Creo que están preparándose el exilio.

De todo hay en la viña del Señor.

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