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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Gominolas

Los que ahora van a legislar los límites de actuación de la Guardia Civil y la Policía, asesinaban a hombres, mujeres y niños

Actualizada 01:30

Sánchez ha entregado la redacción de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana a los herederos de la ETA. Así como suena. Esa perversidad sólo se entiende por dos razones. Que dejemos los españoles de rebuscar en los millonarios tejemanejes de su mujer, y cómo no, asegurar a cambio de entregar a la Guardia Civil y la Policía a sus asesinos, mantenerse en La Moncloa, un palacio convertido en una cloaca de odio.

Por supuesto, los etarras, al mando de Otegui y de la portavoz de Bildu Merche Aispúrua, pretenden eliminar el uso de bolas de gomas por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado para defenderse en los disturbios y manifestaciones de la ultraizquierda. Dice que, en alguna ocasión, han ocasionado daños irreversibles a los manifestantes. Cambiarán las bolas de goma por gominolas, con el fin de endulzar las inevitables derrotas y repliegues de la Policía y Guardia Civil. Me extraña que les preocupen tanto las bolas de goma. Cuando ellos asesinaban con explosivos o disparos en las nucas de los inocentes, jamás utilizaron bolas de goma. Las bolas de goma producen moratones, pero no causan la muerte. Ellos, los que ahora van a legislar los límites de actuación de la Guardia Civil y la Policía, asesinaban a hombres, mujeres y niños, agentes de la seguridad nacional y militares, paisanos que se enfrentaron a los chantajes y las coacciones, no con las terribles bolas de goma que ahora pretenden prohibir. Lo hacían con explosivos y balas, no bolas, de una eficacia abrumadora y sangrienta.

Este Gobierno ha traicionado a todos los españoles, incluidos muchos de los que no se han enterado de nada porque no les interesó conocer el sacrificio de los que murieron violentamente por defender sus libertades y sus vidas, José Pardines, Melitón Manzanas, Fermín Monasterio (taxista), Eloy García Cambra, Jose Fouz (civil), Jorge Juan García Carneiro /civil), Fernando Quiroga (civil), Juan Antonio Bueno, Luis Carrero Blanco, José Luis Pérez Mógena (conductor), Gregorio Posada, Manuel Pérez Vázquez, Martín Durán, Antonio Lobo (ferroviario), María Ángeles Rey, Josefina (estudiante), Josefina Pérez Martínez (ama de casa), Luis Martínez (agente comercial), Manuel Llanos (camarero), Félix Ayuso, Francisco Gómez (cocinero), Gerardo García (artes gráficas), Baldomero Barral (panadero), Francisca Baeza (maestra), María Jesús Arcos (telefonista), Antonio Lonso (mecánico), Jerónimo Vera, Argimiro García, Luis Santos, José Díaz Linares, José Ramón Morán, Andrés Segovia, Fernando Llorente, Domingo Sánchez, Mariano Román, Ovidio Díaz López, Carlos Aguimberri (conductor), Francisco Expósito (taxista), Demetrio Lesmes, Esteban Maldonado, Juan José Moreno, Jesús Pascual, Germán Aguirre (taxista), Manuel López Triviño, Antonio Echevarría (alcalde de Oyarzun), Manuel Vergara, Víctor Legorburu (alcalde de Galdácano), Julián Galarza (mecánico), Emilio Guezala (inspector autobuses), Manuel Albizu (taxista), Antonio Galán, Ángel Berazadi (industrial), Vicente Soria (civil), José María González, José Luis Martínez, Manuel Gordo, Antonio de Frutos, Luis Calvo (civil), María Norma Menchaca (civil), Luis Francisco Sanz, José María Elícegui (conductor), Juan María Araluce (presidente Diputación de Guipúzcoa), Antonio Palomo, Alfredo García, Clemente del Cabo... y así hasta 854 víctimas mortales. Los nombres que no van acompañados de su profesión fueron militares, guardias civiles y policías nacionales. Guardias civiles y policías nacionales que hoy han sido puestos al servicio y las órdenes de sus asesinos, de los asesinos de sus mujeres, de los asesinos de sus niños, de los asesinos de España.

Seguir formando parte de ese Gobierno de traidores, canallas, y sinvergüenzas les concede el deshonor de la traición, la canallada y la sinvergonzonería.

Y sí, que el Rey Juan Carlos ha aparecido en unas fotos con Bárbara Rey.

Y sí, que Begoña Gómez borra sus páginas web.

Y sí, que Urtasun, que Díaz, que si tal y que si cual.

Todo para desviar la atención de la decisión del asco.

Los asesinos al mando de la Seguridad Nacional.

Moncloa asegurada.

Miserables.

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