Si quieren mis impuestos, que los pidan
Yo conocí una España no tan lejana donde el IVA estaba al 16 %, la tasa de paro no subía del 10 % y solo necesitabas 4,5 años de sueldo para comprarte una casa
Le atribuyen a Benjamin Franklin una frase que es rigurosamente cierta, y es que «en este mundo solo hay dos cosas seguras: la muerte y pagar impuestos». Aquí en España el Estado te cobra si te gastas el dinero, si lo ahorras, si te compras una casa, si la vendes, si permaneces en ella o incluso si te mueres y la heredan tus hijos, lo cual te permite cumplir en cuestión de días con las dos certezas que enumeraba el político estadounidense.
España está en récord de recaudación vía impuestos y, sin embargo, crecen las listas de espera quirúrgicas, se paran los trenes y las carreteras están en un estado manifiestamente mejorable, por decir tres cosas que puede comprobar cualquier ciudadano común. A la vista de los hechos, urge preguntarse ¿dónde está la pasta? Me dirán que en las pensiones, que no dejan de subir tanto en el número de receptores como en su cuantía. Me dirán que en el ‘escudo social’, que si el Ingreso Mínimo Vital… Pero me parece poco beneficio para tanto expolio. Algunos especialistas aseguran que desde que gobierna Sánchez se han aprobado 81 subidas de impuestos. Puede ser. Además se han inventado algunos nuevos, como las tasas Google y Tobin, el impuesto al plástico, a la banca… No sé. Yo conocí una España no tan lejana donde el IVA estaba al 16 %, la tasa de paro real no subía del 10 % y solo necesitabas 4,5 años de renta bruta para comprarte una casa. Hoy el IVA está en el 21 %, hay más paro que entonces y, según el Banco de España, necesitas 7,5 años de salario para hacerte con una vivienda.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que se está alentando cierta insumisión fiscal porque se están alentando también numerosos agravios. Porque uno ve un carro de policías escoltando a Begoña Gómez en su camino al juzgado pero luego tardó días en ver agentes en algunas zonas de Valencia donde los robos se sucedían. Uno ve cómo se movilizó una unidad de élite de la Guardia Civil para detener a tres vecinos con escoba en Paiporta pero luego nadie quiso arrestar a Puigdemont (por lo que fuera) a pesar de que dijo el día y la hora de su entrada en España. Y uno ve que el Congreso se gasta cada año 3,9 millones en traducción simultánea y le llevan los demonios, toda vez que llevamos 45 años entendiéndonos perfectamente sin necesidad de auriculares. El dinero lo están tirando.
Dirán que con eso no vamos a ninguna parte, que es el chocolate del loro. Pero es que de chocolatina en chocolatina estamos crujiendo a la gente. ¿Cuántos negocios respirarían con una rebaja fiscal equivalente a esos cuatro millones que tiramos cada año en pinganillos? Yolanda Díaz ha subido de 17 a 32 millones la subvención a los sindicatos. ¿Cuántos negocios podrían iniciarse con los 15 millones de más que les van a enchufar? Sánchez se gasta en asesores 20 millones más al año que Mariano Rajoy. No sé, ¿hasta cuándo hay que estar pagando toda esta juerga sin rechistar?