El borrado mágico de Ortiz y Sánchez
Novedades jurídicas: si un sospechoso de un delito destruye una de las pruebas incriminatorias, según el presidente del Gobierno pasa a ser inocente
La principal novedad filosófica de esa corriente de sofística marrullera que se ha dado en llamar sanchismo es la desaparición del principio de realidad. Hemos arribado al relativismo absoluto. Los datos empíricos no cuentan. Nada existe. La única forma de realidad aceptable la establecen ahora el Gobierno, sus televisiones y sus tertulianos de la Brigada Aló Presidente.
Una pequeña parábola de cómo actúan: 1.— A Newton le cae una manzana en la cabeza bajo un frutal de su finca familiar de Woolsthorpe Manor (Inglaterra) y repara tras ello en la Ley de la Gravedad. 2.— Pero la izquierda considera que el tal Newton es un peligroso «ultraderechista», porque piensa demasiado, y la Ley de la Gravedad, una norma opresiva y sin la debida perspectiva de género, por lo que debe ser superada. 3.— La izquierda proclama entonces que nones, que la manzana no cayó en la cabeza de Newton, sino que hizo exactamente el viaje contrario: de la testa del sabio a la rama. 4.— A fuerza de repetir el mensaje por tierra mar y aire, una mayoría del público acaba comprando la manifiesta falsedad. Las manzanas no caen al suelo, sino que ascienden desde el mismo, porque es lo «progresista».
Sánchez, patrón de estas artimañas orwellianas, ha reinventado ahora la mecánica de las novelas policíacas y las investigaciones judiciales. Imaginemos que el malo de una historia ha atracado una gasolinera a punta de pistola. Según Sánchez, si en su huida tira el arma a un río y no aparece, el mangui pasa a ser perfectamente inocente, pues ha destruido una prueba, y da igual si existen otras que lo incriminan, o si resulta evidente que se ha deshecho de la pistola.
El universo esotérico de la izquierda española se vuelve a poner de manifiesto con el asunto del borrado de los mensajes del móvil del fiscal general. El Debate tituló: «La Guardia Civil confirma que se ha ‘borrado todo’ el contenido del teléfono incautado al fiscal general». Clarísimo, indiscutible. Es un hecho. El Mundo lo cuenta así en portada: «El borrado del móvil refuerza los indicios contra el fiscal general». ABC: «Borrados los mensajes clave del fiscal general». El Confidencial: «La UCO descubre que se borraron todos los mensajes clave del móvil del fiscal general».
Y ahora -tachín, tachín- viajemos a la quinta dimensión. Vamos con el titular paranormal de El País: «La Guardia Civil no halla pruebas contra el fiscal general de la filtración», con un subtítulo de la noticia que explica que «la UCO encuentra cero mensajes».
Elemental, querido Watson: encuentra cero porque alguien lo borró todo para no dejar rastro de la participación del fiscal sanchista en la guerra sucia contra Ayuso. Una maniobra torpona, porque la implicación de Ortiz ya estaba acreditada por las misivas en el teléfono de su compinche en la maniobra, la fiscal de Madrid conocida como Cianurito (la que le proponía meter «cianuro» para cargar la nota de prensa contra el novio de Ayuso). Si el móvil era de García Ortiz, y si el borrado de los mensajes le venía de perlas para salvar su pescuezo a García Ortiz, ¿Quién es el primer sospechoso de haber procedido a eliminar los guasaps? Pues es evidente: el dueño del teléfono y beneficiario del acto, es decir, el togado granuja, García Ortiz.
Pero ahora viene lo mejor. Entra el gran Peter en escena y todo se convierte ya en un astracán de los Monty Python. A la caída de la tarde del jueves, aparece ante los medios un Sánchez muy escandalizado y contrito, que resalta lo siguiente: «Horas y horas de tertulia. Ríos de tinta en los medios conservadores pidiendo la dimisión del fiscal general. Y resulta que hoy en el informe de la Guardia Civil se dice que no hay ningún mensaje de esa acusación tan grave que han hecho medios de comunicación y partidos de la oposición». Y Sánchez añade muy dolido, con carita de pena impostada: «¿Quién va a pedir perdón al fiscal general? ¿Quién va a pedir disculpas por el daño hecho a su reputación?».
No hay mensajes, Querido Líder, porque alguien, casi al 100% tu fámulo Ortiz, los ha borrado de la manera más zafia para que no lo pillasen con el carrito del helado. Con lo cual tenemos al mismísimo fiscal general del Estado torpedeando una investigación. Chavismo salvaje a la española.
Y así, un día más, los pastueños habitantes de Sanchistán vuelven a ser tomados por perfectos imbéciles por el Gobierno y sus medios. Y lo más triste es que les funciona, porque una sociedad desinformada es una sociedad rendida.