Marisu y Sánchez se tronchan por quitarte tu dinero
Vivimos en un Estado socialista que ha subido impuestos y cotizaciones 81 veces y confisca parte de tus ingresos para sostener un tinglado peronista y manirroto
El Museo Reina Sofía presentó ayer las 470 obras que ha comprado este año. Las adquisiciones tienen por supuesto la inevitable carga política comprometida, con mucha quincalla del correcto cóctel de indigenismo-feminismo-anticolonialismo-diversidad. ¿Se gastaría usted su dinero particular en ese material? Millones de españoles responderían que «ni de coña», que no están para «malgastar en chorradas». Pero el Estado ha dilapidado ahí más de dos millones. Y los hemos pagado todos los españoles, querámoslo o no.
Casi todos firmaríamos por sostener con nuestros impuestos a las fuerzas de seguridad, la sanidad y la enseñanza públicas y a aquellos funcionarios que sirven a la sociedad con un trabajo imprescindible. Pero yo no quiero costear con mi dinero los mítines de la TVE de Intxaurrondo y Fortes, o las televisiones-botafumeiro de los gobiernos autonómicos. Ni los museos públicos de arte-bromazo, los inagotables chiringuitos de las comunidades autónomas, los subsidios excesivos a personas que acaban de llegar y no son ni legalmente españoles, la red de paguitas de corte peronista, que estimulan la molicie en lugar de la iniciativa y que están pensadas para fabricar rehenes electorales. O los vuelos en Falcon de Sánchez para ir a mítines del PSOE… Y, sin embargo, tenemos que sostener todo eso obligatoriamente, porque vivimos en un Estado socialista, para más señas el más voraz fiscalmente de la UE en relación a lo que ganamos.
Este año el llamado Día de la Liberación Fiscal ha caído el 30 de julio. ¿Y eso qué significa? Pues que hasta esa jornada toda la renta familiar del año se había dedicado a pagar diversos impuestos. Una situación insoportable, un tormento confiscatorio que nos priva de nuestra libertad económica, porque nuestro dinero ya no es nuestro, sino del Gran Leviatán «progresista».
Despertemos de una vez: Sánchez nos ha hecho más pobres. La inflación ha subido un 19% desde su llegada, muy por encima de los sueldos (salvo los de los pensionistas, a costa de arruinar la caja). Con el régimen sanchista hemos sufrido 81 subidas de impuestos y cotizaciones, según un estudio recién publicado del Instituto Juan de Mariana. La sangría es tremenda: España es el país grande de la UE donde más han subido los impuestos desde 2018. Nuestro esfuerzo fiscal en relación a los ingresos supera en un 17% la media de la UE. Somos los pánfilos fiscales de Europa.
En la sesión de control de ayer, Gamarra le recordó esos datos empíricos a la bancada azul donde se sienta el Gobierno. ¿Cuál fue la respuesta? Un carrusel de carcajadas. Sánchez, Marisu y Yolanda se trochaban con una risas impostadas, casi histéricas. La gesticulante ministra de Hacienda se burlaba de las quejas de la oposición con un guiño casi tan camp como su rancia ideología socialista: «Parecen ustedes aquel personaje de la televisión, Joe Rígoli, con lo de yo sigo», decía Montero encantada con su ingenio ramplón.
No solo te meten la mano en el bolsillo para mantener un tinglado insostenible que tendrán que pagar los jóvenes actuales, sino que además se mofan de los imbéciles que estamos sometidos a su rapiña fiscal.
A las familias les cuesta cada vez más mantener su nivel de vida, porque el Estado socialista va vaciando sus bolsillos en una escapada peronista hacia ninguna parte. A más esfuerzo de un particular, más estacazo fiscal que recibe. Un español que gane más de 30.000 euros anuales es considerado «un rico» por el régimen sanchista. Un empresario que se atreva a triunfar a lo grande será sableado hasta el extremo de plantearse la marcha al extranjero. A los autónomos los funden con nuevas cotizaciones y tasas. Los que ganan más de 56.000 euros recibirán un rejón el próximo mes. Cobrarán menos, porque el Estado Extractivo les obligará a abonar lo que denomina pedantemente Mecanismo de Equidad Intergeneracional (es decir: «los ricos» apoquinarán una tasa para cubrir el peligrosísimo boquete que ha abierto Sánchez con su populismo electoralista de subir siempre las pensiones al ritmo de IPC).
Marisu, Yolanda y Pedro se retorcían de risa a la misma hora en que Begoña desfilaba por el juzgado. Allí la cuádruple imputada explicó al más puro estilo Chico Marx que una carta de recomendación no es una carta de recomendación (aunque justamente después de que ella firmase la de su amiguete Barrabés, el empresario aragonés comenzó a disparar a lo grande la contratación con el Gobierno del marido de su rubia valedora). Medio en broma y medio en serio, a veces llego a pensar que si nos gobernasen directamente Aldama en la Moncloa, Koldo en Interior y Tito Berni en Hacienda las cosas no serían demasiado diferentes.