Fundado en 1910
Cosas que pasanAlfonso Ussía

Defensa

Y el pitoloco, que se llama Luis Parambini Rodripérez, y su actual novia, con la que pretende contraer nupcias por octava vez, quiere vender la finca « La Dehesuela» porque su novia le ha dicho que si no la vende y la nombra heredera, no se casa

Actualizada 08:30

La noticia me ha llegado por diferentes fuentes. Hay que organizar la defensa de La Jaralera. Los rumores se oyen y suenan como el Guadalmecín cuando baja rumboso de la sierra. Linda La Jaralera, al nordeste, con un campo propiedad de un dueño raro. Su extensión es considerable, algo más de mil hectáreas. Me lo ofrecen todos los años, y siempre me he negado a comprarlo. Su propietario es un pitoloco. Se ha casado con siete mujeres y acumula más de veinte hijos. Los hijos, lógicamente, de siete madres diferentes se llevan fatal. Y el pitoloco, que se llama Luis Parambini Rodripérez, y su actual novia, con la que pretende contraer nupcias por octava vez, quiere vender la finca «La Dehesuela» porque su novia le ha dicho que si no la vende y la nombra heredera, no se casa. La novia tiene 27 años, es natural de Katanga, es decir, congolesa, y ha vuelto loco a Pitoídem. Me visitó ayer. Disfrutaba de mi colección de sellos cuando Tomás irrumpió en mi despacho.

Ilustración de Barca

Barca

— Señor, don Luis Parambini le aguarda en el salón-

— ¿Pitoloco?

— El que viste y calza, señor.

— ¿Qué quiere?

— Hablar urgentemente con usted.

— ¿Qué hago?

— En mi opinión, recibirle y saber a qué atenerse.

Mi descenso, escalera abajo, ha sido digno y procesional. Me tiemblan las corvas y he notado una gotilla de sudor en los aledaños del ombligo. Ahí está el pájaro. Con una copa en la mano que le ha preparado Tomás antes de anunciarme su visita.

— Buenas tarde, Luis—.

— Lo mismo digo, Cristián.

— Ardo en deseos de saber qué te ha traído hasta aquí.

— Como no me caes bien y yo tampoco a ti, te lo suelto de gatillo al pelo. Tienes que comprarme «La Dehesuela».

— No me hace falta. La Jaralera con El Acebuchal supera las veinte mil hectáreas. ¿Qué hago con La Dehesuela, que es un campo abandonado por su propietario?

— Comprármela. Porque si no lo haces, vas a tener unos vecinos muy incómodos. Me han ofrecido seis millones por ella.

— ¿Seis millones? ¿Están locos?

— Parece ser que tienen dinero sobrante y blanqueante. En tu mano está evitar su vecindad.

— ¿Quiénes son?

— Una sociedad, SAGOSA , que nadie sabe a qué se dedica, con un Consejo de Administración que te hará recapacitar. El presidente, se apellida Barrabás. El Vicepresidente, Alfama, el secretario Óvalos, el administrador, que te da una torta y te mata, Woldo, y los dueños de verdad, una familia Sánchez que se ha fusionado por absorción con unos Gómez. Te quieren quitar La Jaralera poco a poco, porque hay dinero, pero sobre todo, mucho poder. Te doy 24 horas para que lo pienses. Pasado ese tiempo, se lo vendo a SAGOSA como me llamo Luis Paramini y mi futura y amadísima esposa, Wendy Mokongo.

— ¿Wendy Mokongo?

— Sí, racista. Que eres un racista. Y además, fascista. Se llamaba Samuel Mokongo hasta que me conoció. Cuando empezamos a salir, se sintió mujer, le pagué la operación y eligió el nombre de Wendy. Y estoy muy enamorado. Eso sí, lo ha pasado mal en la vida, y quiere asegurarse un dinerito para el futuro. Tienes 24 horas. Adiós.

— Tomás, whisky triple. Avisa a Miroslav y a la guardería. Tenemos 24 horas. Hay que defender La Jaralera. (Continúará el próximo lunes, 27 de enero)

comentarios

Más de Alfonso Ussía

  • El fingimiento

  • Caperucita

  • Abstemio

  • El acabose

  • Azagramiento

  • tracking