La memez europea
A nadie le escandaliza que políticos que en su vida han trabajado en la empresa privada intervengan en las empresas. Será delicioso sentarse por una vez a ver qué sucede en el sentido contrario: Nunca imaginé ver a Elon Musk, uno de los nuestros, metiendo en cintura a la administración
Uno no sabe lo que es el invierno hasta que deambula en enero por la negra ribera del Rin a su paso por Düsseldorf, ciudad alemana desmochada industrialmente que ha sabido reconvertirse al sector servicios y ferias comerciales de toda índole. Acompañada por dos grandes amigos, y mejores navegantes, vinimos el pasado fin de semana a curiosear qué se cocinaba (bajo cero) en el mundo comercial del mar y, durante 48 horas de fugaz estancia, tuvimos el placer de conocer, sumergidos en una irreal capa de melancólica niebla westfaliana, lo que es un invierno de los de verdad del norte de Europa. Helador. Durante el trayecto a la espléndida feria náutica por las orillas de un Rin navegable desde Holanda, se perfilaba en el horizonte de la ciudad una rebosante fila de chimeneas: cónicas, cilíndricas, anchas, altas, bajas, casi todas apagadas. Eran como los gigantes de nuestro Don Quijote, testigos del glorioso pasado industrial alemán, que la memez europea ha postrado sin piedad. Alemania, el motor de Europa, irremediablemente ha encadenado trimestres de hundimiento de resultados y se adentra ante el gélido páramo de la recesión. Qué frío hace en Europa… y más que va a hacer tras el arrasador e inspirador triunfo del sentido común y del ansia de libertad del pueblo soberano en EE.UU.
¿Saben los españoles que este diciembre, nuestras industrias fueron obligadas por ley a parar máquinas en dos ocasiones para que los hogares pudiesen tener el horno encendido? En España, por mucho sol que luzca, somos pobres en casi todo, pero sobre todo en energía. Para poder encender la calefacción hay que parar fábricas, así se las gastan nuestros lideres gobernantes…¿Alguien piensa que una empresa española puede competir con la salvaje productividad china o la galopante nueva era de EE.UU. parando máquinas un día sí y el otro también? Hace décadas que la élite de Bruselas trabaja decidida a sacrificar la agricultura y ganadería en el altar del fanatismo climático; está forzando una burocracia y una hiper-normativización que han ahogado a todos los sectores productivos del continente; apuesta por una distopía de fronteras abiertas, de políticas de género y apuntala el 'wokismo', una ideología social destructiva. Es como llevar a ejércitos a estar más centrados en cursos de feminismo, de sensibilidad y diversidad, que en prepararse para el combate… Un panorama glaciar, crudo, que gangrena el desarrollo.
Con el triunfo de Trump el único mundo que corre peligro es éste, el de la izquierda: el mundo de la pobreza energética, el de las riadas por gota fría sin control por falta de previsión, el de no tendrás nada y serás feliz y el de la dictadura cultural woke. Su triunfo supone un cambio de paradigma, aire fresco. Nunca imaginé que mis ojos verían a Elon Musk, un empresario, uno de los nuestros, metiendo en cintura a la administración. Él es un experto en la gestión eficiente de recursos humanos y económicos para alcanzar el cumplimento de objetivos; un hombre competente en la rendición de cuentas anuales a sus accionistas, acostumbrado a asumir con responsabilidad económica, personal y penal los aciertos y fracasos de sus decisiones. A nadie le escandaliza que políticos que en su vida han trabajado en la empresa privada regulen desde el poder, que inventen e intervengan en la producción y marcha de las empresas en base a ideologías absurdas. Será delicioso sentarse por una vez a ver qué sucede en el sentido contrario: un empresario pasando en la administración la motosierra de Milei (quien por cierto en escasos meses de gobierno cosecha datos económicos extraordinarios y ha levantado la moneda argentina, simplemente gestionando con sentido común).
Cuando veo la soledad de aquellos que defendemos en Europa este soplo de aire fresco que ha supuesto el triunfo del sentido común en EE.UU. alzando a Trump como presidente, siempre recuerdo el celebérrimo manifiesto de Zola a favor del judío Dreyfus. Fue valiente Emile para redactar su iracundo Yo acuso en soledad contra los bien pensantes de entonces. Cuenta Rosa Montero que sólo tres años antes Zola se había negado a firmar un manifiesto en apoyo a Oscar Wilde por ser homosexual. Era muy duro apoyar a un gay en esos tiempos cuando uno era gay; era duro apoyar a un judío en tiempos de Hitler cuando uno era judío, y es difícil apoyar la riqueza y la libertad en estos tiempos de control y reparto de agenda 2030 cuando uno desea ser rico y libre.
El Rin arrambla con fuerza resquebrajando el hielo a mis pies. Ir en contra de la corriente general es algo sumamente incómodo. Puede que la mayoría de las miserias morales e intelectuales se cometan por eso: por no contradecir las ideas de tus jefes, de tus vecinos, de tus amigos. El pensamiento independiente es un lugar solitario, ventoso y frío como el paseo a orillas del río alemán. Ahora que miro, no son chimeneas, son gigantes a punto de despertar, huele a cambio, tal vez no estemos tan solos. Será bonito sentarse a mirar.