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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Embrollos innecesarios

El cambio de nombre, un simple trámite en el Registro, ayudaría a iluminar sus futuros

Actualizada 01:30

Los políticos y sus intereses personales no cuentan con la benevolencia de nuestra comprensión en muchas ocasiones. Son tan inteligentes y excelentes estrategas, que adoptan decisiones que sus votantes deploran. En algunos casos, la respuesta está en «chercher la femme», y en otras en «chercher la merde». De no ser así, nada se entendería.

Un concejal de PP en Rentería-, denominada ahora Errentería cuando ni Larramendi, Astarloa o Beristain, le añadieron la «E» que demuestra que Las Vascongadas ya conforman un Estado independiente de España-. representado por el sagaz Antonio Vicente Zubicoa , se ha unido a EH Bildu, Sumar, Podemos, PNV y PSE, para impedir que Vox instale un tenderete en una plaza importante de aquella bastante fea localidad. La iniciativa ha partido de la distinguida alcaldesa, Aizpea Otaegui, bilduetarra, con el apoyo del poderoso grupo socialista, al que pertenece la «Euskalduna» de siglos Yosleidi Cristina Ferrera Carreño, y en el grupo del PNV, una sobrina emparentado con Franco, Jaione Franco Insausti, que según parece, no coincide en su ideario con el de su lejano tío Francisco, que pasaba sus veranos en San Sebastián. El hecho es que el PP de Rentería ha votado contra Vox, y el presidente de los populares vascos ha justificado la postura del PP junto a la simpatiquísima y aguda Cuca Gamarra, mano derecha de Feijóo. Lo que era tan sencillo, como expulsar inmediatamente al concejal del PP que vota a favor de la anti-España, se ha liado, y Feijóo es muy probable que no se haya enterado todavía de las idioteces – en todas partes cuecen habas-, de sus chicos. Es lo malo de Feijóo, que le llegan las informaciones tarde y mal, porque pasan por los tamices e interpretaciones de Pons y Bendodo, que son imprescindibles en el PP porque cuentan muy graciosamente los chistes en las sobremesas, robándole el protagonismo a Gamarra, que sinceramente, tampoco es la alegría de la huerta. Pero en política la solución satisfactoria es la que no se dilata. ¿Antonio Vicente Zubicoa? Soy Núñez Feijóo. Devuelvas o no tu acta de concejal, has sido expulsado del PP-. Pero no se enteran.

Como el PSOE y Podemos con sus sobones, acosadores y salidos. Sus casos son más fáciles de solucionar que el protagonizado por el concejal del PP de Rentería, localidad por la que he pasado – es lo mejor que se puede hacer en Rentería-, centenares de veces durante mi juventud.

Están consternados porque sabían que sus chicos más importantes eran unos golfos, y sus mujeres de partido lo ocultaron. Para estos casos, la solución es el inmediato cambio de sexo. Sin necesidad de intervención quirúrgica. Se trata de sentimiento, de fuego interior, de hallazgo que resuelve una vida entregada al desasosiego. Si Ábalos, Errejón, Monedero, Koldo, y demás joyas de la seducción discreta, reconocen sentirse mujeres, salvarían los escollos del delito, porque el acoso de mujer a mujer no está penado del todo. Ni del todo ni de nada. Belarra, Montero, Iglesias y Echenique aceptarían a sus guarretes, y el PSOE lo mismo.

Eso sí, a la evidencia de sentirse mujer para evitar disgustos hay que facilitar a los jueces las cosas. El cambio de nombre hace mucho. Nadie exige que las nuevas mujeres eventuales se afeiten barbas y bigotes, y se pongan zapatos de tacón. Figúrense a Koldo con zapatos de tacón. Pero el cambio de nombre, un simple trámite en el Registro, ayudaría a iluminar sus futuros. Cuando finalicen sus cuitas, retoman de nuevo su condición de sentirse hombres, recuperan sus nombres primitivos y todos tan contentos. Juan Carlos Monedero, podría pasar a llamarse Ione Monedero; Ábalos, Delcy Ábalos; Iñigo Errejón, Rita Errejón, Y Pablo Inglesias, Garibaldi Iglesias, denominación de tronío. Y Tito Berni, el nombre que prefiera, porque su actividad se resumía a la consecución del género, no al acoso al mismo.

Lo tienen todo a su favor, y se lían. El caso más interesante, sin duda, el de Ione Monedero, que se puede llevar por delante a la del Parlamento Europeo, a la navarra ocultadora y de rebote, a la venenosa cínica de Sumar.

Con lo fácil que tienen salir del embrollo.

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