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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Putitas reglamentadas

De la mujer, Sabino Arana no era muy partidario: «La mujer es vana, superficial, egoísta, inferior al hombre. ¡Qué sería de ellas si el hombre no la amara! Bestia de carga, nada más»

Actualizada 01:30

Nada que ver con el heroísmo de nuestros viejos soldados, alejados de sus hogares y querencias, triunfadores cada noche de la guadaña, y deseosos de aliviar sus primaveras con lo primero femenino que se encontraban. Pobreza máxima y miseria. En 1712, el capitán de los Reales Ejércitos don Gerardo Lobo, informa a su teniente coronel don Luis Narváez, de las cualidades de una posadera manchega que formó cola de arcabuces para calmar las ansias de la tropa. Por la descripción, se deduce que el propio capitán don Gerardo Lobo, probó —muy a pesar de su mala presentación—, el rancho de sus subordinados.

Trae por frente, una sartén
Cuyo rabo es la nariz.
Sus ojos —¡cosa infeliz!—,
Por niñas tienen dos viejos.
Se descuelgan rapacejos
De la boca a las pechugas,
Y entre el vello y las arrugas
Se pueden cazar conejos.

Los sanchistas de hogaño en nada se parecen a los guerreros de antaño. Ellos usan del dinero ajeno, eligen entre mil bellezas, disponen del dinero de los contribuyentes, las colocan en cargos inventados con altísimos sueldos y proceden a los reconfortantes fornicios en nombre de la democracia, la igualdad de sexos y los derechos del lobo. Carísimas putas. Se dice de unos cantares asturianos, de ahí cuando abril nace.

Rechezamos a les corces,
Lo celebramos con fabes,
Después nos vamos de putes,
Y a casa, a dormir la mona.

Pero pagando cada uno lo suyo. Les corces, les fabes, les putes y la mona.

Ahora en España, los catedráticos, los magistrados, los jueces, los militares, los guardias civiles, los científicos y los médicos se jubilan con una pensiones ridículas, mientras las putitas de los sanchistas, podemitas, comunistas y terroristas se embolsan altísimas cantidades por no hacer otra cosa que exprimir sus yacimientos. Excluyo a los del PNV porque a un buen nacionalista vasco los curas no les permiten hacer esas cosas que tanto se suceden cada día en el mundo. De la mujer, Sabino Arana no era muy partidario: «La mujer es vana, superficial, egoísta, inferior al hombre. ¡Qué sería de ellas si el hombre no la amara! Bestia de carga, nada más». En Las Vascongadas, Cataluña, y muchas ciudades del resto de España Sabino Arana tiene una calle o una plaza a su nombre.

El barullo hay que reglamentarlo. Y en la política española —y la europea, y la americana—, nadie se ha atrevido a ello. Tenemos casos en España que, de haberse ceñido a unas normas reglamentadas, dejarían de constituir escándalo de correveidiles. Y para poner las cosas en su sitio, lo primero que hay que hacer es dotar oficialmente a los ministros partidarios de las churris fabulosas, de un presupuesto anual exento de investigación siempre que se ajuste la dotación al gasto.

Por putita eventual: X euros.

Por putita frecuente X euros.

Por putita con derecho a viaje y compras. X euros.

Por putita con participación en inmueble adquirido con dinero público. X euros.

Por putita asesora que ignora el significado del verbo asesorar. X euros.

Y así, hasta un centenar de opciones perfectamente documentadas y legalizadas.

Estamos perdiendo el tiempo y la oportunidad de reaccionar. En Podemos han conseguido casi diez años de barullo conocido por todos y por todas y se podrían haber ahorrado los disgustos de haber actuado con limpieza institucional.

Si la política española es cosa de putitas, lo más justo e igualitario es institucionalizarlas, sin olvidar a las trans. Sin rubor ni vergüenza. Todo menos mantener entre los contribuyentes a centenares de putitas que ni nos van ni nos vienen.

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