Fundado en 1910
Cosas que pasanAlfonso Ussía

Más que tiernos

Llevamos siete años gobernados por un peligroso caradura que jamás ha ganado unas elecciones y se mantiene en el poder gracias a los votos de los separatistas catalanes, los diferentes grupos de comunistas antiespañoles, y los herederos de la ETA

Actualizada 01:30

Pues eso. Que el perrito de la enfermera contagiada de ébola tuvo que ser sacrificado. Aquello levantó las iras de los animalistas. El perrito tenía un nombre excesivamente largo. Los nombres de los perros acostumbran a ser monosílabos o bisílabos, por comodidad del dueño o del perro. Una señora muy cursi de Madrid, tenía un perro afgano –que curiosamente guardaba un gran parecido conmigo–, al que llamó «Crepúsculo». Tengo escrito que mi gran Antonio Mingote le repateaba la voz «crepúsculo» y la ternura. –Lo que más me gusta de usted, don Antonio, es la ternura–, le dijo una lectora durante una sesión de firmas en la Feria del Libro. Mingote era muy bien hablado, muy bien escrito, muy bien dibujado y de una exquisita educación. Pero aquella tarde, calurosa, mientras firmaba su novela «Adelita en el desván», estaba de un humor de perros, como «Crepúsculo», que mordía bastante bien.. Y cuando asumió que después de 60 años de esfuerzo y genialidad diaria, a esa pelmaza que le pedía «una dedicatoria especial» lo que más admiraba de Mingote era la ternura, el genio de Daroca –lo de nacer en Sitges fue una anécdota musical–, musitó: «Ternura, ternura, mi ternura, estoy de mi ternura hasta los mismísimos cojones». No se olvide que Antonio no había olvidado sus tiempos del Requeté, y de cuando en cuando recordaba su vocabulario bélico.

Antonio había fallecido cuando fue sacrificado, por orden de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el perrito del ébola, llamado Excalibur. El sector más idiota de Madrid, apoyado por los sectores más lerdos de otras comunidades, armó la gorda con el fallecimiento inducido de «Excalibur», que hay que tener narices para llamar así a un perro. Se montó la marimorena porque la Comunidad de Madrid, como casi siempre, la gobernaba el Partido Popular. Si la orden hubiera venido de la sanidad socialista, se cepillan a Excalibur y nadie dice ni mú, que es lo que dicen con más soltura los mas destacados socialistas madrileños. Manifestaciones multitudinarias, «peperos asesinos» y demás lindezas. Los propietarios o padres de Excalibur, los señores de Limón, a un paso estuvieron de acudir a Europa a promover acciones en favor del can contagioso. Pero el ecologismo organizado se hizo propietario de la calle, y se produjeron choques y golpes entre los partidarios del cadáver del perro y las fuerzas del orden. España, a punto de estallar. Muy adversa a la ternura. Y todo, por sacrificar a un perro que podía transmitir una enfermedad mortal.

Pero España, afortunadamente, ha cambiado. Llevamos siete años gobernados por un peligroso caradura que jamás ha ganado unas elecciones y se mantiene en el poder gracias a los votos de los separatistas catalanes, los diferentes grupos de comunistas antiespañoles, y los herederos de la ETA. Y de la indignación por Excalibur hemos pasado a la ternura. Nadie dice nada. Tenemos a un psicópata enamorado de La Moncloa, con una mujer imputada por abuso de poder e influencias, y estamos en la ternura. Tenemos a unos chantajistas fugados de la Justicia que están esquilmando la hacienda común española a cambio de sus votos, y a unos herederos del terrorismo que homenajean a los asesinos con el beneplácito del Gobierno. No tenemos un euro y debemos miles de millones. Tenemos un fiscal general imputado, un ministro antiespañol en el Gobierno de España, una celestina del narcoterrorismo internacional, un exministro putero y comisionista, unas analfabetas obsesionadas por el sexo que han sacado a la calle a centenares de violadores, una política exterior de chiste, un desprestigio internacional, unas autonomías robadas por las dos chantajistas, un Gobierno que no gobierna, porque ha confundido la gobernación con el pacto en cuclillas, una política internacional bochornosa, y un Gobierno que se mantiene gracias a las políticas más forajidas de nuestra Historia. Y el español que se tiraba a la calle para protestar por la muerte de un perro, está en casa sufriendo el sistema impositivo más ladrón de Europa, o esperando en la calle a que los que han invadido sus hogares tengan la amabilidad de abandonarlos.

Eso sí, seguimos con el pico de Jenny Hermoso.

España, la ternura. Somos tiernos.

Y cobardes.

comentarios

Más de Alfonso Ussía

aussia
  • Faltan Baldomeros

  • Zapatero literario

  • Y como siempre, acertó

  • Embrollos innecesarios

  • aussia
  • Aplazamiento y maravilla

  • tracking