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Cartas al director

Emociones europeas

Las noticias e imágenes de la guerra en Ucrania, en especial de quienes huyen del horror hacia las fronteras, nos conmueven y aún más porque ocurre «en casa»... no en lejanos países asiáticos, no en ciudades olvidadas... tenemos el «enemigo a las puertas». Muy preocupante, al frente del horror Putin y sólo Putin. Me pregunto cuántos generales de su Estado Mayor le secundan todavía con convicción y qué gran engaño el de esos jóvenes soldados rusos que creían salir de maniobras. Una semana de invasión y al ver Kiev mi memoria recuerda la Varsovia de El Pianista.

Este gris jueves de marzo sabemos que Ucrania y su ejército ya reciben armamento de la Unión Europea que defiende fronteras... pero se matan otros.

Toda Europa recibe a los refugiados con los brazos abiertos, la generosidad brilla y los ucranianos obtendrán permisos de residencia, estatus de refugiado, y así debe de ser hasta que puedan volver a su país.

Y yo me hago muchas preguntas. ¿Nos volcamos con Ucrania por ser vecino europeo? ¿Se rescató a los afganos por sentimientos de culpabilidad y abandonó a su suerte? ¿Quién se acuerda ya de Afganistán? ¿ Fue correcta la Unión Europea con los refugiados sirios? En este último caso hubo mucha solidaridad ciudadana, pero institucionalmente y desde mi punto de vista, Europa fracasó. Ya se que cada guerra de las que hablo es diferente, pero el ardor guerrero de Putin en Siria nos pareció bien...

Y además se dieron fondos a Erdogan para que mantuviera a refugiados sirios en Turquía.

¿Se ha hecho un seguimiento del empleo adecuado de ese dinero europeo? ¿Nos acordamos de que este invierno aún hay familias en los nuevos campamentos en las islas del Egeo, creados después del incendio de Moria? ¿ Sólo yo me acuerdo de Siria?

¿Quizá porque conozco a familia de quienes salieron huyendo y a fuerza de trabajo duro y mentes abiertas tienen ya una vida en Europa?

Mi pensamiento vuelve a Ucrania y me impresiona el coraje de su gente que abandona la comodidad de su casa en España, Francia o cualquier otro lugar para ir al frente, dejando atrás familia y trabajo.

Quisiera pensar que Putin tendrá un momento de reflexión para ver en qué gran problema se ha metido y que desde luego no será recordado como un gran estadista, ni como quien devolvió el esplendor a Rusia. Vivirá y morirá en el oprobio de haber enfrentado su sinrazón al mundo entero, y llevado a su pueblo al dolor y pobreza de la guerra.

Vladimir, estabas mejor tomando cerveza con vodka en el Casino de Torrevieja hace mucho tiempo...

Maribel Rodrigo Breto

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