La imparable deriva suicida de España

El gran Tarradellas, el mejor y más digno presidente que ha tenido la Generalidad de Cataluña, cuando se habló de «autonomías históricas» y las «nuevas autonomías», que dieron paso al famoso «café para todos», manifestó: «En principio, y en honor a la verdad, la primera autonomía histórica de España es Castilla, y la segunda, Aragón». Ahora que se pretende hacer de la historia de España una fábula, una retorcida mentira que cuadre a los independentistas trasnochados; incluso borrar de un plumazo, en los planes de estudio, lo acontecido antes de 1812; en fin, ahora que cada mañana nos desayunamos con un nuevo e increíble despropósito de los que quieren gobernarnos como a un rebaño de ovejas de pensamiento único, conviene recordar que Castilla abarcaba desde Andalucía a Vizcaya, y desde Murcia a Extremadura. Aragón también fue un reino y tenía en su territorio un principado, el de Cataluña, cuya capital era el condado de Barcelona, título que, cuando se fusionaron Castilla y Aragón, se unió a los títulos de los Reyes de España. Dicho lo anterior, vemos que la actual deriva suicida de España es imparable y decimos, como Cánovas, ante la impasibilidad de una gran mayoría de españoles, que «son españoles los que no pueden ser otra cosa».