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Cartas al director

Poner la otra mejilla

Ya se sabe que una de las frases más complicadas de poner en práctica en los textos evangélicos es esa de «poner la otra mejilla», ya que, si bien es muy cristiana esta costumbre tan excelsa de extremar el amor al prójimo que llegaría hasta el punto de poner la otra mejilla para que te den un segundo golpe, en lugar de, lo humano y comprensible, de dar una buena bofetada al imbécil que se atreve a golpearte, lo cierto es que, como cristianos, el mandato de Cristo es muy claro al respecto y, por ejemplo, citando a Mateo, 5:39, «pero yo os digo, no resistáis al que es malo, antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra».

Esto viene a la costumbre del PP de estar recibiendo golpes continuos del PSOE, a doquier y, en lugar de replicar, como se merecen estos individuos de la izquierda impresentable, dándole «golpes» sin ningún tipo de contemplaciones, lo cierto es que le faltan tiempo de inclinar la cabeza y poner, de una manera que considero absurda, que no cristiana, la otra mejilla. El último ejemplo es haber aguantado el insulto de Pedro Sánchez de que son «el partido de los mangantes» y, al día siguiente, darle el apoyo parlamentario a una reforma de la Ley de Seguridad Nacional, que era absolutamente prescindible, para evitar que perdiera la votación, por la falta de sus apoyos en el Congreso, es decir, separatistas, pro etarras y gente de esta calaña parlamentaria. Lo cierto, es que no entiendo al PP ni su estrategia, porque, si hay un partido de «mangantes» ese es, de forma sistemática en nuestra Historia reciente, desde que llegaron por primera vez al poder en Octubre de 1982, el PSOE. En este sentido, y por cuestión de espacio, no voy a recordar la larga lista de causas, con sentencias firmes y ejecutadas, contra el PSOE y sus líderes durante los 14 años del primer Gobierno socialista que, por no respetar ni siquiera respetaron a los pobres huérfanos de la Guardia Civil y, en pocas fechas, está pendiente de resolverse la peor causa por corrupción de toda la Historia de España y la más cuantiosa, que son los ERES. El que Pedro Sánchez sea un presidente indeseable, irresponsable e irrespetuoso con la oposición democrática es algo que no tiene remedio pero que el PP no tenga capacidad de reaccionar ni defenderse como debiera, dejando ya caer de una puñetera vez a este Gobierno de socialistas radicales y de ultraizquierda, no tiene ninguna justificación. Y, si pretenden demostrar con este ejemplo de cobardía política su «moderación», están muy equivocados, porque una cosa es ser moderados y sensatos y otra, bien distinta, ser unos acomplejados.

Julio José Elias Baturones

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