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Cartas al director

Comedores públicos

Se dice que este gobierno es social-comunista, pero parece que no, que es comunista-comunista. Poco a poco, pero en cuestión de meses, se nos dice qué debemos comer y qué no, que no tiremos las sobras de comida y que vayamos a los restaurantes con bolsa ¿de plástico? para llevarnos las sobras.

Esto me recuerda, porque llegaremos a ello dentro de poco, a la China de Mao, en la que 1.000 millones de personas (salvo los jefes del partido) tenían que comer en comedores públicos: menú único para todos.

La locura está inscrita siempre en los totalitarismos: nos van a hacer felices a palos, iguales a machetazos, sanos e inmortales a golpes y a tiros de ametralladora. ¿No somos acaso el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida? ¿Por qué cambiar entonces la dieta y, sobre todo, por qué quitarnos la libertad hasta en la comida? ¿Nos la quitarán también en el papel higiénico, el jabón, pasta de dientes, etc.?

El Nuevo Orden Mundial es tan ridículo que uno no sabe si reír o llorar. Y mientras, sindicalistas y políticos comiendo marisco y solomillo. Genial.

Rafael Corazón González

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