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Cartas al director

La Armada (deportiva) española

Me va a permitir el historiador Luis Gorrochategui que hable de un tipo de Armada (deportiva) española, en este caso, que ha surcado con éxito las respectivas gestas en tenis y fútbol. He ahí al buque insignia Nadal, respetado y querido en nuestra amada piel de toro y allende los mares, alzándose con el 14° título de Roland Garros, un deportista de élite consagrado, que no ha perdido ni un ápice de su sencillez y bonhomía. Nuestro Rey, Felipe VI, abrazado al «monarca» absoluto en pista, daría para un análisis profundo de otro conocedor de la historia, pictórica, pongamos por caso, de Juande Ruano Gómez..... seguro que se le ocurriría un significado más elocuente que el mío. La nao del Real Madrid, con todos sus marineros y el Capitán al frente, recibieron la 14° Copa de Europa, con la normalidad de alguien que va a trabajar, aún siendo el barrio de Saint Dennis un caos lleno de filibusteros, apandadores, y gente del peor vivir. Antes se les llamaba guetos, ahora barrios «sensibles», en terminología del buenismo. No hubo bajas que lamentar, que, oye, se agradece escucharlo de boca del gobierno del enfant de la patrie. No me olvido, ya en suelo patrio, desde el balcón del atlántico, de nuestro bergantín del Deportivo, cuya gesta para llegar a la división de plata, le cuesta denodadamente, pero el Linares encajó cuatro goles, como cuatro cañonazos. Está claro que el número cuatro es el de la suerte, así que a él nos encomendamos el fin de semana que viene, ¡con el «barquito de papel» de secano del Albacete!

Verónica Montes Santiso

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