Cartas al director
Antifascistas
Ya es normal ver en los perfiles de Twitter cómo las personas se definen a sí mismas como «antifascistas», como si los demás no lo fuésemos. No obstante, si analizamos cómo emplean dichas personas este término, nos daremos cuenta de que poco tiene que ver con el fascismo que representan Mussolini o Hitler. Ahora el fascismo ha pasado a significar «ideología que no profesa la mía». Tenemos que recordar que el fascismo desapareció tras la Segunda Guerra Mundial y hoy en día solo existen grupos minúsculos sin aparente organización y sin representación parlamentaria, pero la izquierda necesita crear un enemigo para poder justificar sus actos. Actualmente, vivimos en un Estado formado por individuos que afirman que el comunismo es «democracia e igualdad» mientras piden que no se frivolice con dicha ideología. Hay personas que están implementando un discurso que intenta normalizar un movimiento extremista, contrario a los valores democráticos, con lo que demuestran que Lenin podrá estar muerto, pero que el leninismo sigue más vivo que nunca. Al final todo se limita a aquellas palabras que dijo en su día George Orwell: «Es posible que mis puntos de vista sobre el régimen soviético se hayan generalizado. Pero ¿y qué? Cambiar una ortodoxia por otra no supone necesariamente un avance»