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Cartas al director

Las cuatro realidades

España está construida entre cuatro realidades, distintas pero superpuestas. La primera, la más cercana, la básica y auténtica, que es la que sentimos los ciudadanos, la sociedad civil, los trabajadores, autónomos, pensionistas y emprendedores. Esta primera realidad sufre los vaivenes económicos, pagan los impuestos, abonan las arcas del Estado, cotizan para sustentar la Seguridad Social y el Bienestar del conjunto del pueblo. La segunda realidad son los partidos políticos, como una superestructura que intentan dominar, controlar y manipular a la primera realidad a través del ejercicio del Poder y, para limitar tal abuso, el Estado de Derecho, el principio liberal de separación de poderes y, sobre todo, el Poder Judicial, que debe ser independiente de los otros dos, actúan como mecanismos constitucionales de contrapesos de los mismos. La tercera realidad, el partido socialista camuflado como moderado, que personifica la izquierda con el beneplácito de los grupos de presión, especialmente los de los medios audiovisuales que están en manos de las terminales progres y de otros pelajes más antiguos que el hilo negro. Esta tercera realidad está torciendo las reglas sacrosantas de la legalidad vigente con total impunidad. Y, por último, la cuarta realidad, que tiene nombre y apellidos, Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España. Pedro, en la cúspide de esta pirámide espectral, hace y deshace a su libre antojo con un único objetivo, mantenerse en el Poder omnimodo a cualquier precio, pacta con unos y los contrarios, traiciona a todos con falsas promesas, concede cargos para sustentarse en mayorías y odia a su propio partido que lo expulsó el 1 de Octubre del 2016, al que va a destruir como vendetta particular. Pues bien, desconocer esta estructura piramidal es igual como le pasaba a Neo en Matrix. Debates parlamentarios, leyes que se aprueban o derogan, y demás monsergas no es más que un ejercicio infantil de autoengañarnos todos.

Porque, en última instancia, superar este terrible escenario sólo se podrá conseguir con el apoyo unánime de las fuerzas constitucionalistas.

O eso, o la hecatombe en menos que canta el gallo.

Julio José Elias Baturones

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