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Cartas al director

Memoria democrática

Días pasados, en una carta publicada en este medio, indicaba que el señor Sánchez, don Pedro, el artista del escapismo político, no se iba a quedar de brazos cruzados ante los últimos reveses y derrotas recibidas en las elecciones en Castilla y León y Andalucía.

No ha pasado ni una semana, y de nuevo ha sacado a pasear a Franco; aunque esta vez lo hace de una forma indirecta, retirando del baúl de los recuerdos donde dormitaba sosegadamente ante la indiferencia de los españoles, esa extraña Ley que identifican y llaman de forma tan absurda, como «Ley de Memoria Democrática».

Con la ayuda de Bildu, el señor Sánchez trata de resucitar la referida Ley de Memoria Democrática. Ha pactado con el partido proetarra extender hasta el 31 de diciembre de 1983 el reconocimiento de las víctimas. Este pacto contempla y legitima, entre otras cosas, el relato proetarra, que equipara a las víctimas de ETA, con los verdugos.

Al Gobierno del señor Sánchez, se le ha olvidado la imagen de Ortega Lara al salir del zulo, en el que ETA lo mantuvo enterrado vivo durante 532 días; no recuerda la agonía previa al asesinato de Miguel Ángel Blanco, y tampoco recuerda el atentado de Hipercor el 19 de junio de 1987, masacre en la que fallecieron 21 personas civiles, y en la que ETA utilizo el napalm para hacer de la explosión una autentica carnicería. Esa Memoria, señor Sánchez, parece ser que la ha olvidado. ¿Esos recuerdos no son Democráticos?

Hay que ser muy ruin para que a esta altura de nuestra historia el Presidente del Gobierno de España se alíe y se apoye, para legislar y gobernar, en los verdugos que mancillaron el honor de nuestra Nación.

Alfonso Ruiz Morillo

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