Cartas al director
Los piropos y las malas hierbas
Se puede comprender el justificado propósito de combatir y acabar con los comentarios machistas y carentes de buen gusto dirigidos a las mujeres. Resultan hirientes y ofensivos.
Con ese tipo de agresiones verbales sucede lo mismo que con las malas hierbas. Hay que arrancarlas. Sin embargo, para eliminar lo que no conviene es una estupidez desproporcionada arrasar con todo el cultivo.
Resulta lamentable que no podamos decir a una señora cosas como «vete por la sombra, que el sol derrite los bombones» o «eso es un cuerpo y no el de bomberos».
Lo malo no es el esfuerzo de aguantar las ganas de soltar oportunamente un piropo, sino la cantidad de mujeres a las que, no solo no les importaba oírlos, sino que hasta les hacia gracia.
Como en el caso de las malas hierbas, se debe conservar lo que es correcto, el buen gusto y los comentarios simpáticos. Lo otro, eliminarlo.
Utilicemos herbicidas, pero conservemos el césped