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Cartas al director

Respeto al Rey

Durante el periodo de la Segunda República es público y notorio el difícil equilibrio y respeto entre los diferentes gobiernos con la Presidencia de la República, esta última encarnada en la figura de D. Niceto Alcalá Zamora. Especialmente fue muy problemática con los gobiernos llamados «progresistas», es decir, de las diferentes izquierdas del momento. El resultado final fue la destitución, totalmente inconstitucional, del presidente Alcalá Zamora, en manos del Gobierno del Frente Popular y que fue, muy posiblemente, uno de los principales eventos que provocaron la caída del régimen democrático en el año 1936, preludio de la horrible Guerra Civil. Pues bien, Pedro Sánchez, en múltiples ocasiones y, especialmente, en el día Nacional del 12 de octubre, ha vuelto, una vez más, a representar esta tendencia histórica de la izquierda española de no perder ocasión de faltar el respeto debido a la institución de la Corona, rompiendo, a sabiendas, el protocolo de la recepción de autoridades en el desfile nacional, al hacer esperar al Jefe del Estado sin ningún tipo de escrúpulos y salir antes de tiempo de la recepción que este ofrecía a sus invitados, porque el que tenía que ausentarse era, por lógica, sentido común y educación, Felipe VI. El problema de todo esto es que no ha sido una mera anécdota, sino el paradigma de hasta dónde está llegando la megalomanía de este señor, hasta unos términos absolutamente inadmisibles en un sistema democrático, de Monarquía Parlamentaria. Por cierto, según el diccionario de la Real Academia Española, megalomanía es «aquel trastorno mental que tiene una persona que se comporta como si tuviera una posición social y económica muy superiores a las reales». En este sentido, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, no el Jefe del Estado, por si aún no se ha enterado.

Julio José Elias Baturones

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