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Cartas al director

Jugar con la vida

La droga del «éxtasis» y la aspirina son redondas, las dos están hechas de sustancias químicas, ambas se ingieren y se disuelven en el estomago, pero mientras la primera daña el cerebro, la otra cura el dolor de cabeza. Se parecen las pastillas, pero una anestesia la conciencia y la otra trata de despertarla. Si no se despierta acabara desapareciendo por el estallido de la dignidad y la moral del hombre.

Jugar con la vida no es lo mismo que jugarse la vida, como un torero con el toro. Es estar dispuesto a sufrir, tener el valor para ser visto como un peligro y tener la fuerza para soportar que te llamen facha, es decir, poniendo la verdad por encima de todo.

Yo no soy periodista, que se deje, ni escritor, ni filosofo. Simplemente un escribidor que piensa y observa lo que pasa, con una mentalidad concreta. Estoy del lado de la verdad y en contra del abuso del poder de cualquier ideología. El problema es que escribir lo que no está bien ya no sirve para criticar el abuso y la mentira. Si hay personas que no quieren conocer la verdad por estar en la trinchera de una ideología o en grupos de WhatsApp o en cualquier otro lugar que les lleve al sectarismo. Es inútil, da igual la situación, solo quieren oír lo que les digan.

Es difícil enfrentarse al poder autoritario en el momento en que la tranquilidad está por encima de nuestras necesidades mínimas, así no se puede decir lo que debemos decir. Que así no se puede vivir.

Yo no estoy aquí para dar la razón a nadie, ni para criticar las ideas. Yo estoy aquí para dar mi humilde opinión, que es verdaderamente mía, leerla, es correr el riesgo de responderla. Y entonces, ya no tratas el tema que quieres, tratas el otro que quiero que trates. Que pensar destruir lo bien creado, es la única creación, como te dicen para seguir mal viviendo…

Máximo de la Peña Bermejo

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