Cartas al director
Huele a dictadura
Las intenciones de Sánchez siempre han sido liquidar los principios de la Transición, la división de poderes y los controles democráticos. Su «egología» le ha llevado a emprender una veloz carrera hacia la autocracia, en la que el César no tenga limitaciones y pueda promulgar y modificar leyes a su voluntad. Los atracos de Sánchez al Código Penal, nos ha colocado en los últimos peldaños de la democracia, y se huele y se vislumbra en el horizonte la silueta de una dictadura. Si la sociedad española es incapaz de parar los pies a este facineroso pavo real, verá su libertad herida de muerte como penitencia por el pecado de su propia indolencia.
Es necesario que los socialistas que no comulgan con las malas artes de este depredador se pronuncien contra la venta vergonzosa de España a los golpistas. Sabemos que hay que echarle valor para afrontar el riesgo de las laminaciones sin piedad del Zar. Pero así parece que lo han hecho, dando un paso adelante algunos dirigentes socialistas, como García-Page, Óscar Puente o Lobato. Garcia-Page ha declarado que «es intolerable pactar con los delincuentes su propia condena». Crítica que comparten millones de españoles, votantes y no votantes del partido socialista.
Resulta lamentable que un partido que no llega al millón de votantes, pueda subyugar a 47 millones de españoles, manteniéndolos como rehén. Cuando los poderes democráticos se concentran en una misma persona, la libertad puede darse por muerta.
Si este funambulista de la política continúa desmontando los controles propios de la democracia, y se hace con el control del Poder Judicial que es el poder que debe vigilar al Ejecutivo, el golpe de Estado está servido.