Cartas al director
Una RAE confundida
Su misión principal es perservar la lengua y, por tanto, corregir los desvíos incorrectos del idioma que no atienden a su lógica evolución. Aunque las lenguas son organismos vivos, la RAE no debe olvidar su elemental objeto de velar por la corrección de la lengua española. Se llegó a aceptar e incluir en su vigésima tercera edición (DLE, 2014) la forma «malamente» como adverbio porque la inmensa mayoría de la población la usaba como tal. Tenemos el adjetivo «malo» y el adverbio «mal», por tanto aquello era, además de innecesario, incorrecto. Ahora con la nueva polémica del uso de la tilde en «sólo» cuando es adverbio para evitar ambigüedades, tal cual aparecía en la Ortografía de 1999, que es la que sigo explicando a mis alumnos, algunos miembros justifican no ponerle tilde (Ortografía, 2010) porque si no al adjetivo «lento» habría que ponérsela también cuando es ¿adverbio?, dice un componente de la Docta Casa. Me sorprende que un académico confunda un mal uso en el lenguaje hablado que recurre por error a la forma adjetival cuando debiera usar el adverbio «lentamente». Por ejemplo, «el ejercito avanza lento», en vez de «lentamente» que sería lo adecuado. Algunos cursis llaman a ese mal uso «adjetivo adverbial», como si no tuviésemos formas distintas para ambas categorías gramaticales. La Academia, señores, está para evitar las incorrecciones que los hablantes por ignorancia cometen no para avalarlas, tendríamos, entonces, un organismo del todo innecesario. Y no podemos estar, por cuestiones meramente económicas, editando alegremente nuevas Ortografías, Gramáticas y Diccionarios cada pocos años por Navidad, pues están creando tal confusión en los estudiosos y profesionales del idioma que se llega a la discrepancia, no digamos ya en los sufridos alumnos, que a las depauperadas redes sociales les suman cambios normativos, a veces, incomprensibles, como considerar «guion» monosílabo y, por tanto, sin tilde (nuevamente la progresista Ortografía, 2010), como si se articulase igual que «Juan». Realmente en el español de España no, a lo mejor los hispanohablantes de Centroamérica o la región andina lo pronuncian como diptongo, pero para nosotros es un hiato y por tanto iría, sin duda, con tilde (Ortografía, 1999).