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Cartas al director

No es pucherazo, es pucherito

Parece que finalmente, la lechuga al fondo de la nevera no ha sido capaz de ilusionar al suficiente número de votantes como para echar a Pedro Sánchez del Gobierno.

La mayoría de los analistas políticos y de las encuestas lo daban por hecho y casi todos se pusieron a poner precio a la piel del oso.

En los medios alternativos de información bastante gente está hablando de pucherazo.

En los medios tradicionales esto es tabú y casi todos dicen que un pucherazo es imposible.

Yo no afirmo que haya habido pucherazo, pero no puedo decir que es imposible. La propia fecha de las elecciones ya fue un micro-pucherazo.

El PSOE es capaz de todo, absolutamente todo, con tal de conservar o alcanzar el poder. El sistema de voto por correo ofrece muchas dudas ya que no existe una cadena de custodia del mismo que sea fiable. Los votos están almacenados durante días a merced de cualquiera. Es muy fácil quitar un paquete de cien votos de una mesa electoral o de un colegio y sustituirlos por sobres del partido afín. Es fácil en las papeletas del Congreso, no así en las del Senado en las que tendrías que tomar la molestia de poner las cruces en su sitio, lo que podría explicar grandes diferencias en cuanto al voto en ambas cámaras.

Es muy difícil dar un pucherazo en España, pero es muy fácil hacer un pucherito, es decir, conseguir pequeñas diferencias en cada colegio o en cada circunscripción provincial que en el caso de un resultado apretado como el que ahora tenemos acaban siendo fundamentales. Es sencillo hacer pequeños robos o sisas sin que el propietario se de cuenta ya que eso no llama la atención.

El recuento por parte del PP en Madrid por lo apretado del resultado ha dado como fruto el aflorar unos 400 votos más a su favor. Quién nos puede asegurar que al pasar los datos desde las tabletas al recuento general del Ministerio del Interior, no se pueden generar pequeñas diferencias en cada colegio o en cada provincia. Si no se cotejan los datos transmitidos por las tabletas con las actas nunca lo sabremos, como tampoco sabremos cuáles fueron los votos por correo si no hay un recuento aparte. Se imaginan que el voto por correo de una determinada mesa arrojara un 100 % de voto a un partido, estaríamos ante una prueba clara de cambiazo, pero el PSOE se niega a estas medidas de transparencia.

Zapatero habló de victoria por sorpresa y Sánchez de que se le iba a acusar de pucherazo. El CIS clava el porcentaje que finalmente saca la PSOE. Para eso sirve, para orientar y manipular el voto y para justificar los resultados del PSOE, siempre mejores que los de las expectativas.

Pucherazo es posible que no, pero pucherito es muy posible.

Alfonso Ruano

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