Cartas al director
Doña Letizia: un activo para la Monarquía
Hace unos días discutía con un amigo a propósito del papel de doña Letizia en la corona por el supuesto republicanismo a esta atribuido antes de contraer matrimonio con el entonces príncipe de Asturias; mi postura acerca de este particular parte del convencimiento de la necesidad social de la Monarquía, no tanto desde una visión sentimentalista y patriotera, sino como garante de la concordia que, desde su neutralidad, hace que se erija como contrapoder en tanto en cuanto, por su carencia de orientación política e ideológica que tiene y demuestra la institución, se convierte en lugar común donde la mayoría de españoles constitucionalistas nos reconocemos, pegamento para las fisuras sociales que la convivencia a veces puede generar; y es que si los últimos años del reinado de Juan Carlos I estuvieron salpicados por diversos escándalos y hoy sus nietos, especialmente Victoria Federica y Froilán encarnan un modelo de aristócrata arcaico, de «bon vivant» sin oficio ni beneficio, Letizia, que viene de la calle, sabe en qué día vive y qué hora es, conoce perfectamente los reclamos que una sociedad como la actual, a veces tan convulsa, necesita: de ahí la transparencia, la neutralidad, la dosificada y planificada puesta en juego de sus hijas, así como la formación de estas, siempre desde un papel discreto capaz de atraer a las nuevas generaciones para las que la princesa Leonor reinará y que, indefectiblemente, convierte a la actual reina consorte de España en un importantísimo activo para la Monarquía y su continuidad.