Los políticos y el pueblo

En estos últimos días estamos asistiendo a uno de los actos más disparatados de la historia de la España. El presidente Sánchez y sus apoyos en el Congreso están dispuestos a no contar con la voluntad popular.

Los políticos españoles para lograr sus intereses más oscuros están dispuestos a pasar por encima las normas fundamentales de convivencia que nos dimos los españoles con la Constitución.

¿Cree el Sr. Sánchez que a los españoles nos parece bien todo lo que nos está haciendo vivir? Que nos pregunte si estamos dispuestos a aceptar una amnistía para los golpistas catalanes a cambio de sus siete votos para permanecer en el poder. Que nos pregunte si nos parece bien que España sea gobernada por golpistas y los exterroristas de ETA que tanto daño nos han hecho.

Que el Sr. Sánchez nos pregunte si estamos dispuestos a aceptar que desde el Gobierno se esté fomentado la entrada masiva de inmigrantes ilegales, que nos pregunte el Sr. Marlaska si a los españoles nos parece bien la actuación de la policía para disolver las pacíficas concentraciones de ancianos, mujeres y niños en la calle Ferraz.

En fin, que nos pregunten qué nos parece que el dinero público se destine a causas tan pintorescas como salvar unas aerolíneas venezolanas inviables en quiebra. Que nos pregunten si nos parece bien que los políticos juzguen a los jueces y sus sentencias, o la condonación de parte de la deuda de los catalanes que tan ligeramente se gastaron en convocar un referéndum ilegal. Si nos parece correcto que en su nuevo gabinete varias carteras ministeriales estén en manos de comunistas leninistas abiertamente declarados.

Que nos pregunten si estamos de acuerdo con esa Agenda 2030 aprobada por unos señores reunidos internacionalmente sin consultar a la población mundial.

Y así una gran lista de preguntas que deberíamos plantearnos antes de ceder sin rechistar con todas las exigencias de los separatistas por un puñado corto de votos.