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21 de septiembre de 2024

Cartas al director

¡Viva la fantasía!

Pretendía relajar un poco la mente con la lectura de un libro sencillo y ameno y escogí Las alegres aventuras de Robin Hood de Howard Pyle. Pero ya las primeras líneas del Prefacio me hicieron pensar: «Tú que te encuentras tan inmerso en asuntos serios que no te atreves a concederte unos breves momentos de regocijo en la tierra de la Fantasía; tú, que piensas que la vida no tiene nada que ver con la risa inocente e inofensiva; estas páginas no son para ti. Cierra el libro y no sigas adelante». Pues lo cerraré momentáneamente y lo abriré de nuevo al concluir estas líneas, porque eso es lo que necesito, y lo que, en gran medida, necesitamos: fantasía.

A la cruda realidad de la situación actual del mundo y de la sociedad me parece que le sobran novelas, películas y series basadas en hechos reales, generalmente traumáticos y violentos. Basta, pues, de hechos reales y vamos a sumergirnos, aunque sea por unas horas, en el mundo de la fantasía. Yo creo que todos, o casi todos, hemos leído de pequeños aquellos tebeos repletos de aventuras: El Guerrero del Antifaz, El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrín, o aquellas novelas del oeste americano, con tiros en todas las direcciones, y las chicas los cuentos de princesas y hadas, o… tantas y tantas lecturas que nos hacían vibrar de emoción, de soñar e identificarnos con numerosos héroes, de papel claro está; era un puro regocijo.

Vamos a volver al reino de la fantasía, aunque sea de manera esporádica por unas horas. Tengo la impresión de que al evadirnos así será como una terapia que ayudará a relajar la tensión en la que vivimos inmersos y a descubrir que la mente necesita de vez en cuando un pequeño descanso, y ese pequeño descanso es la fantasía.

Juan Antonio Narváez Sánchez

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