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20 de septiembre de 2024

Cartas al director

Triste comienzo de año

A veces en nuestra soledad intentamos explicar lo inexplicable. Pero, en ocasiones, la realidad abruma a las personas y la palabra resulta insuficiente. Este nuevo año no nos está dando demasiados motivos para la esperanza, con Rusia bombardeando las principales ciudades ucranianas e Israel abriendo un nuevo frente en Beirut. Y ante tanta tragedia, se ha abierto paso una noticia más próxima, sobre la que los analistas permanecen perplejos: en La Bisbal d’Empordà un barrendero halló el día primero de año, en el interior de una papelera, un bebé muerto, que aún llevaba el cordón umbilical. El alma resiste mejor el dolor agudo que la tristeza prolongada. Al leer esta noticia en la prensa o verla en los informativos de TV, a todos nos embargó una tristeza infinita. Los Mossos están analizando las cámaras de seguridad de la zona, muy céntrica, para poner rostro y contexto a esta tragedia. Y los forenses intentan determinar si el niño ya nació sin vida. Pero más allá de estas actuaciones, resulta inexplicable que alguien tire a una papelera un bebé como si fuera un pañuelo de papel o una cáscara de naranja. Cuesta entender la degradación en la que puede caer un ser humano. Los diarios están hechos de noticias que, a veces, cuestan de entender, pero algunas son directamente inexplicables. Pocas noticias son tan tristes como el hallazgo de un bebé muerto en una papelera de La Bisbal o los niños que estamos viendo, a veces, víctimas de las guerras actuales. Y he recordado la novela Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías, en que narra la historia de un escritor que conoce a una mujer casada, que le invita a cenar a su apartamento. Pero cuando se disponen a hacer el amor, ella enferma y muere en sus brazos. Su marido está en Londres y en la habitación contigua hay un niño de dos años a quien acababan de acostar. El hombre llama al esposo, pero no le salen las palabras. Así que se asusta y decide abandonar la casa sin dejar rastro, limitándose a preparar algo de comida para el pequeño que duerme. Como lector, viví la angustia por saber qué le pasaba al niño y no me tranquilicé hasta que treinta páginas después descubrí que no le había ocurrido nada. Tardaremos unos días en saber qué sucedió en el drama de La Bisbal, donde el bebé no corrió la misma suerte. Por eso hemos empezado el año tristes, más allá de todas las guerras del mundo.

Genaro Novo

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