Cartas al director
Enhorabuena a los abortistas franceses
Por más que nos duela, hemos de reconocer, con humildad, que han ganado esta importante batalla.
Francia ha modificado su constitución para considerar el aborto como un «derecho», «blindando» de esta forma el aborto. Es el primer país en llegar tan lejos, y corremos el riesgo de que otros países traten de copiarles.
Ahora, los que estamos comprometidos con la defensa de la vida, debemos de aprender de su proceder, de su estrategia. Y también de su ambición y su falta de complejos, incluso cuando defienden una barbarie, maquillada de bondad, como es el aborto.
Y, sobre todo, debemos de analizar lo que ha ocurrido, porque aquí, en España, ha sucedido algo similar: ¿qué nos ha pasado para, teniendo todo a nuestro favor, haber perdido la batalla ideológica de manera tan fulminante? ¿Nos han dirigido, quienes tenían que hacerlo, con astucia?
También, cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿he hecho lo que tenía que hacer? ¿O he delegado mi responsabilidad en otros?
¿Acaso hemos pecado de ingenuos y nos hemos fiado en exceso de los políticos?
Ciertamente, poca culpa tenemos la primera vez que nos engañan, pero, ¿y la segunda?, ¿y la tercera?
¿Estamos apoyando a los partidos políticos que están, de verdad, comprometidos con la defensa del derecho a la vida de los no nacidos, comprometidos con nuestros valores, o seguiremos apoyando a partidos que ya han demostrado que no les importa la vida de esos pequeños más que su propio interés?
Y esos partidos pequeños que luchan por hacerse un hueco, ¿están a la altura de las circunstancias?
Es responsabilidad de todos construir una verdadera alternativa política de unidad que, inspirada en el humanismo cristiano, defienda sin complejos la dignidad humana y todo lo que ésta implica. En eso estamos.