Cartas al director
Todo tiene un valor, no todo tiene un precio
Mis padres me dicen siempre «todo se cobra sin embargo hay cosas que no tienen precio». Ante esta rotunda afirmación que podríamos considerar axiomática, nos podemos preguntar, ¿qué es aquello que no tiene precio? Unos te dirán que es la familia, otros el tiempo libre, otros que su trabajo y otros paradójicamente te dirán qué es el dinero.
Resulta que vivimos en una época de la historia en la cual el dinero se ha convertido en el timón de nuestras acciones; en nuestra rosa de los vientos. La frase «el tiempo es oro» es interpretada por algunos en sentido literal, y por tanto la cantidad de dinero que ganamos es proporcional al tiempo que empleamos. Somos máquinas de generar dinero; poca diferencia hay ya entre la impresora del banco de España y los adictos al trabajo que predominan en nuestra sociedad. Pero ¿hasta qué punto nuestra realización personal depende del dinero?, ¿se puede ser feliz en la enfermedad? La pandemia nos ha demostrado que el dinero no compra la felicidad, sino que esta está en disfrutar de aquellas cosas que no tienen precio, pero cuyo valor es incalculable.