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Cartas al director

La experiencia de Navarra

Con frecuencia he escuchado en conversaciones informales en foros económicos la suerte que tienen los residentes en Navarra. Parecía que vivir en Navarra era una especie de paraíso fiscal dentro de España donde los residentes disfrutaban de mejores condiciones fiscales y de vida en general.

Resulta que la realidad es bien distinta, varios artículos de prensa se han hecho eco de la salida de patrimonios de Navarra provocada por el desfavorecedor régimen fiscal de Navarra, sobre todo en Impuesto de Patrimonio y Sucesiones y Donaciones. Navarra está utilizando su régimen fiscal propio como máquina recaudatoria en vez de aprovecharlo para atraer inversiones y generar empleo.

Esta es una realidad que venimos constatando entre nuestros clientes y contactos hace ya tiempo y que trasciende a la salida de estas personas por cuanto con ellos se marcha también su capacidad de inversión y de generar actividad en Navarra, que lógicamente llevarán a cabo en otros territorios.

No se pueden poner puertas al campo y al final, por mucho arraigo que se tenga a la tierra y a los orígenes, las personas toman decisiones de deslocalización que, si bien son lentas en cuanto a su maduración por las consecuencias vitales que suponen, en muchos casos son irreversibles y no tienen vuelta atrás.

La salida de empresarios y profesionales de Navarra por motivos fiscales, al que se unen otros muchos factores, como el progresivo deterioro del clima para la actividad empresarial que hoy existe en Navarra, provoca un efecto mucho mayor que la mera pérdida de recaudación de estos dos impuestos, por otra parte marginal en términos absolutos en comparación con la recaudación total, al suponer la salida de personas con capacidad para invertir y generar actividad creando riqueza y empleo y un futuro para los jóvenes. Como consecuencia, Navarra está languideciendo a pesar de partir de una situación privilegiada en términos de actividad y renta per cápita.

Puede pensarse que Navarra no es importante en relación con el conjunto de España, a fin de cuentas, solo supone el 1.4% en población y el 1.6% en términos de PIB. Sin embargo, la realidad es otra. Con independencia de su evidente importancia histórica como uno de los reinos fundacionales de España, Navarra es en la actualidad el laboratorio político donde el actual Gobierno de España ha ensayado sus políticas antes de implantarlas en el resto del país. En cierta manera supone un indicador adelantado de las consecuencias de sus políticas y donde gobierna hace años el Partido Socialista gracias al apoyo de independentistas y demás fuerzas populistas de izquierda. Esperemos por el bien de todos que esta deriva se reconduzca antes de que sea irreparable para Navarra y para España

Miguel Arlaban Gabeiras

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