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06 de julio de 2024

Cartas al director

Amnistía versus Magníficat

En este pasaje, María visita a su prima Isabel después de recibir la noticia de que ambas serán madres por intervención divina. Al encontrarse, Isabel, llena del Espíritu Santo, proclama la grandeza de María y el niño que lleva en su vientre. En respuesta, María canta el Magníficat, una oración de alabanza a Dios por su misericordia y su fidelidad a las promesas hechas a Israel. Este cántico es una exaltación de la justicia y el amor de Dios, quien exalta a los humildes y derriba a los poderosos.

El Magníficat de María resuena con una visión de justicia divina, donde los humildes son elevados y los poderosos son despojados de sus tronos. Este mensaje de justicia y misericordia es particularmente relevante en el contexto de las decisiones políticas y sociales de hoy.

Esta semana, el Congreso aprobó la ley de amnistía en medio de debates y controversias sobre su aplicación y consecuencias. Al igual que en los tiempos bíblicos, vivimos en una sociedad donde las decisiones de los poderosos tienen un impacto profundo en la vida de los humildes y los desfavorecidos. La ley de amnistía puede ser vista como un intento de reconciliación y justicia, pero también genera incertidumbre y desconfianza sobre su implementación y efectos.

Como católicos, estamos llamados a perdonar y buscar la reconciliación. Sin embargo, cuando la amnistía se otorga por rédito político y perdona delitos graves que han provocado situaciones hostiles y violentas, se corre el riesgo de abusar de esta noble intención. En una sociedad regida por una constitución que establece claras penas para ciertos delitos, estas penas deben cumplirse como dictaminaron los jueces para mantener la justicia y el orden.

María, en su cántico, nos recuerda que la verdadera justicia proviene de Dios y que debemos actuar con humildad y misericordia. En medio de la confusión y las tensiones políticas, el mensaje de María nos invita a buscar la voluntad de Dios en nuestras acciones y decisiones, asegurándonos de que nuestras leyes y políticas reflejen su justicia y amor. Debemos preguntarnos si nuestras decisiones políticas, como la ley de amnistía, realmente promueven la justicia y la reconciliación de una manera que eleva a los humildes y enfrenta a los poderosos con integridad.

La reflexión sobre el Evangelio y la situación actual nos lleva a cuestionar cómo nuestras acciones y decisiones políticas pueden alinearse más con los valores del Reino de Dios. ¿Estamos promoviendo la justicia y la reconciliación de una manera que eleva a los humildes y hace frente a los poderosos con integridad? ¿Estamos actuando con la misma humildad y servicio que María mostró en su vida?

Antonio Soto

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